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jueves, 21 de marzo de 2013

Polarización y democracia



Una vez os dije que el sentido de esta página es y será mantener vivas las brasas del incendio que arrasó nuestros pinares. Las tontadas de mis viajes; todas ciertas, hasta las más disparatadas; las utilizo para mantener vuestro interés en este pequeño rincón. No pretendo mantener un espacio de reflexión acerca de la naturaleza, tarea harto difícil y compleja, me basta con hablar de vez en cuando de nuestros montes, campos y sotos
Pero la cosa se me está yendo de las manos, este personaje de Vallacuera me está devorando amigüitos, ya casi ni entro en mi feis particular. Saber que parte de los trescientos amigüitos que me seguís en mi devenir por esos mundos de Manitú leéis mis melonadas me está haciendo un engreído.
Pues eso, hoy, porque me da la gana, voy a opinar sobre otra cosa que no sea los campos de Peralta, las fronteras, los sátrapas y la caca africana. Hoy voy a ser un tertuliano, hala
Me voy a permitir el lujo de opinar sobre las dos cosas que desde mi punto de vista tienen la culpa de lo que nos está ocurriendo. Espero caerle mal a todo el mundo y no molestar a nadie.
Luego me ponéis vuestras opiniones pero dejad a mi mamá en paz.
Estas dos cosas sirven para que un grupo de listillos se aprovechen y dispongan de nuestras vidas y almas a su antojo.
La primera es la polarización ligada al hooliganismo. Quieras o no, te tienes que apuntar a una corriente de opinión y sólo hay dos. Así que elige. O eres de izquierdas, o eres de derechas. Y no ser de izquierdas implica ser de derechas y no ser de derechas te hace ser de izquierdas. Te guste o no. O conmigo o contra mí. Y resulta que ambas realidades son las dos caras del mismo sistema. Pero dos caras gemelas.
Todos los partidos que se presentan a las elecciones, sea a nivel nacional o local, aceptan unas reglas de juego que son las que nos han llevado a la situación que estamos. Y todos es todos. Me da igual PP que PSOE que IU en España que UPN PSN UPeI en Peralta. Todos forman parte de un sistema corrompido en el cual a lo único que se aspira es a mandar (pocas veces a gobernar) y en estar cuatro años disponiendo del bolsillo de los ciudadanos a su antojo y sin dar explicaciones. Si la dan siempre es la misma “Las urnas me legitiman. Si no, los ciudadanos en las próximas nos castigarán”. Y en eso estamos, en once horas de democracia cada cuatro años.
Para mantener este sistema es fundamental tener a la ciudadanía polarizada. “Han ganado los míos” o “Hemos perdido” dice el personal a las diez de la noche a las puertas del colegio electoral, como si en los cuatro años entre urna y urna fuesen a consultar o por lo menos pulsar la opinión de la gente. Se cuentan los votos, gana uno por mayoría o pactando y se aparta al ciudadano de en medio hasta las próximas
Resulta penoso ver la cara de la gente que vota PP con lo de Bárcenas. O la de los de CIU con el caso Palau. O la de los que votan PSOE cuando salió de de Blanco. Es que es la misma cara que tiene el que se entera de que le han puesto los cuernos. Cuando jamás un partido político jamás es pareja de nadie excepto de sí mismos.
La segunda cosa es consecuencia de la primera. Es mas breve amigos. Simplemente, faltan treinta años para que en este país empiecen a nacer demócratas

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