Capitulo
quincuagésimo séptimo “atraco”
Viaje a Portugal. Tres amigüitas y servidor. La verdad es que en nuestro país vecino y compañero de península se está como dios. Es nuestra misma España pero con lo peor un poco más acentuado y lo mejor igual. Buen clima, buena comida, muchas cosas que ver y todo impregnado de un aire un poco decadente, triste y resignado. Pero buena gente y buenos paisajes.
Una tarde en una terraza en Lisboa. Una de las amigüitas llevaba el fondo. Hizo lo que no hay que hacer, ponerse a contar la pasta y mostrar el fajo encima de la mesa. Y a un descuidero le faltó el tiempo para darle un empujón, echar mano al dinero y salir pitando. Hasta aquí, normal.
Evidentemente, en mi rol del único hombre del grupo, mis instintos me indicaron que saliese corriendo detrás del caco (el botín no era abundante). Toca hacerse el macho.
Pero no sé si fueron mis años de turismo por andurriales, un sexto sentido o un poco de las dos cosas. Tengo que reconocer que fuera de casa soy un gran observador. Esto ocurrió en cuestión de décimas de segundo:
• El caco echa a correr, pero a la entrada de un callejón se para y me mira.
• Acto seguido me hace un gesto como diciendo “a que no tienes cojones de pillarme”
• Un tío con una moto y pasajero, a 10 metros, con la moto al ralentí desde hacía un rato y con los cascos puestos. Obsevando.
• Otro elemento apoyado cerca del callejón, que ha visto la escena del robo (curiosamente, me fijé), y no es que no haya mención de detener al caco, es que no le ha extrañado la situación
• Somos el único grupo en el que hay un tío solo
• El camarero me indica que siga al caco
• Y nuevamente el caco me hace el gesto de “a que no….” Y se adentra en el callejón oscuro
El que firma estas líneas pensó “tu puta madre te va a seguir por esa calleja, damos la pasta por perdida, pero yo no acabo hoy en el hospital”
Y fin del capítulo amigüitos. No sé si fue cobardía o realmente me esperaba una paliza y otro atraco, pero ante la duda,…... escotamos otra vez, pagamos la cena y seguimos riéndonos y divirtiéndonos, que es lo que hay que hacer cuando se viaja.
Viaje a Portugal. Tres amigüitas y servidor. La verdad es que en nuestro país vecino y compañero de península se está como dios. Es nuestra misma España pero con lo peor un poco más acentuado y lo mejor igual. Buen clima, buena comida, muchas cosas que ver y todo impregnado de un aire un poco decadente, triste y resignado. Pero buena gente y buenos paisajes.
Una tarde en una terraza en Lisboa. Una de las amigüitas llevaba el fondo. Hizo lo que no hay que hacer, ponerse a contar la pasta y mostrar el fajo encima de la mesa. Y a un descuidero le faltó el tiempo para darle un empujón, echar mano al dinero y salir pitando. Hasta aquí, normal.
Evidentemente, en mi rol del único hombre del grupo, mis instintos me indicaron que saliese corriendo detrás del caco (el botín no era abundante). Toca hacerse el macho.
Pero no sé si fueron mis años de turismo por andurriales, un sexto sentido o un poco de las dos cosas. Tengo que reconocer que fuera de casa soy un gran observador. Esto ocurrió en cuestión de décimas de segundo:
• El caco echa a correr, pero a la entrada de un callejón se para y me mira.
• Acto seguido me hace un gesto como diciendo “a que no tienes cojones de pillarme”
• Un tío con una moto y pasajero, a 10 metros, con la moto al ralentí desde hacía un rato y con los cascos puestos. Obsevando.
• Otro elemento apoyado cerca del callejón, que ha visto la escena del robo (curiosamente, me fijé), y no es que no haya mención de detener al caco, es que no le ha extrañado la situación
• Somos el único grupo en el que hay un tío solo
• El camarero me indica que siga al caco
• Y nuevamente el caco me hace el gesto de “a que no….” Y se adentra en el callejón oscuro
El que firma estas líneas pensó “tu puta madre te va a seguir por esa calleja, damos la pasta por perdida, pero yo no acabo hoy en el hospital”
Y fin del capítulo amigüitos. No sé si fue cobardía o realmente me esperaba una paliza y otro atraco, pero ante la duda,…... escotamos otra vez, pagamos la cena y seguimos riéndonos y divirtiéndonos, que es lo que hay que hacer cuando se viaja.
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