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jueves, 21 de marzo de 2013

Capitulo vigesimo octavo "condiciones físicas, parte dos"



Capitulo vigesimo octavo "condiciones físicas, parte dos"

La gran llanura de oriente central, Kazajstan. Un piperico particular de Nursultán Nazarbáyev. Todos los recursos mineros y energéticos, en sus manos y las de su hijica. Dos ciudades Almati (la antigua capital) y Astana (la capital que se hizo él para él).

Además tienen Baikonur, la plataforma de lanzamiento de cohetes con satélites. Por
cada uno que se lanza, hay que pasar por caja (la de Nursultan claro).

Fuera de esas dos ciudades, tribus nómadas viviendo como hace trescientos años, a su bola, sin meterse con nadie y sin que nadie se meta con ellos. Nomadeando por el desierto tan en paz. Les da igual lo que ocurra en el pais, ellos a lo suyo.

Un pais tan grande como India y con una población de dieciseis millones, congregada en torno a cuatro o cinco ciudades y su entorno. Sobra dinero para mantener a la gente contenta y su cuenta corriente saneada.

Un autentico paraiso para el déspota

Bueno, a lo que vamos

Ese viaje lo realizamos dos amigüitos de peralta, dos hermanas de león más próximas a los sesenta que a los cincuenta y cinco y un señor catalán que ya superaba los setenta. Que cinco.

Dentro de las actividades del viaje, un día habia un paseo a caballo. Los cinco eramos cinco consumados jinetes que nos montabamos a caballo por primera vez. Aparece un guía local que se parecía a Lin Chu, el de la frontera azul. Nuestra guía kriguistani que vino durante todo el viaje, una señora encantadora que habia aprendido un castellano muy correcto en cuba. Y siete monturas.

Salimos del pueblo (que había sido un gulag-koljos) y echamos a caballear. Que estampa. A la media hora cruzamos un pequeño regato y nos adentramos en un parque nacional. Tipo a vallacuera pero del tamaño de aragón. Seguimos cabalgando y a las tres horas llegamos a un refugio. Para el guía. Paramos nosotros

"fin del trayecto, vamos a parar a almorzar. Aquí es donde nuestro guía pasa el invierno vigilando el parque y haciendo trabajos relacionados con los animales"

Era una cabaña bastante acogedora. Almorzamos, una siesta y pabajo. Otras dos horas, que sumadas a las tres, fueron cinco. Llegamos al pueblo que yo ya no sabía como ponerme en la silla. Nos bajamos, un poco devoraos, y la guía habla con lin chu

"os quiere felicitar, sois los primeros que habeis llegado hasta la cabaña"
"ahhhh"
"que bien"
"¿hasta donde habian llegado otros viajeros"
"hasta el riachuelo. Pero como no deciais nada de volver, lin chu ha seguido y seguido y seguido"

Así somos los españoles. Cabezones hasta el fin. Si yo iba devorao (tenia cuarenta recien cumplidos), imaginaos los demás.

Pues bueno, nos compramos tres botellas de vodka, y entre los cinco, nuestra guía y un oso que conducía la fragoneta milicotonera dimos buena cuenta de ellas

Aqui fueron importantes tanto las condiciones fisicas como las mentales. Nadie quería ser el primero en quejarse

Creo que lin chu aun se acuerda de nosotros.

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