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jueves, 21 de marzo de 2013

Capitulo decimo primero "fronteras, parte dos"



Capitulo decimo primero "fronteras, parte dos"

1998, frontera entre Rumania y Hungría, lado rumano.

Rumania era y es un desastre. Un desastre divertido. Cuando te acostumbras a circular por unas carreteras con cada bache como foces, carros conducidos por carricultores y entre una fila continua de peatones desqueacerados, te encuentras con un pais divertidisimo y muy bonito. La red viaria es muy pobre y deficiente, cuentan con una unica autopista de unos 80 km y lo otro es como nuestras carreteras de hace cincuenta años.
Tiene una buena red de aeropuertos, normal; Ceaucescu iba siempre en avión. Este tiranuelo habia muerto hacia nueve años como deben morir todos los tiranos, por intoxicación de plomo.

Bueno, pues eso, saliendo del pais tras quince dias. Muy contentos. Nos despistamos de nuevo y acabamos en un puesto fronterizo secundario.
"Frontera para vehiculos pesados"
"Y...."
"Ustedes deben ir a la de vehiculos ligeros"
"¿Donde?"
"Hay que dar un rodeo tremendo, no van a llegar a tiempo, se cierra"
"Pero...."
"Bueno, pueden ir bordeando el camino de la alambrada, pero no parer a nadie y cuidadito"

Fueron unos treinta kilometros de camino paralelo a la frontera, viendo grupos de gente apostada junto a tramos caidos de valla, con fogatas, maletas, bultos de cosas. Daba una imagen de la pelicula Mad Max.

Sin mayores problemas, nos plantificamos en la frontera correcta y a tiempo.

Como en todo pais que ha sido comunista, les chiflan las filas. Una fila para vehiculos de la U. E. que regresan de Rumania a Europa. Otra para los hungaros que vuelven de sus vacaciones a Hungria y la tercera para los rumanos que salen de su pais.

Ni que decir que a los de la primera fila el trato era exquisito. A los de la segunda tambien, los aduaneros hungaros eran amables con sus ciudadanos.

En la tercera, un coche tipo seat 124 conducido por un chico joven, con una chica de copiloto y dos niños detras. El aduanero hungaro portaba una ametralladora como la de rambo, la de la cinta de balas. No un fusil ni nada parecido. Una ametralladora ligera. Y habia metido el cañon de la misma por la ventana del coche y mientras con una mano hojeaba el pasaporte , la otra reposaba fuera pero cerca del gatillo.

"Diosss, que gentuza"
"No hay nada como darle galones a un tonto"

La cara del pobre chaval era un poema.

Al dia siguiente, frontera entra Hungria y Austria. En vez de tres, dos filas. Una para los europeos y otra para el resto.

Aquí no habia ametralladora. Por Dios, somos civilizados y avanzados europeos. Vas a compararte con un maleducado rumano.

Aquí lo que había eran torres de vigia a unos cien metros de la aduana, y en ellas, un policia con un fusil de largo alcance, de los que hacen blanco a un kilómetro. Por si alguien se cuela.

En Europa sabemos hacer bien y politicamente correctas las cosas.

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