Estoy siguiendo muy a gusto las
aventuras del Livingstone de Peralta, el amigüito Txema Jimenez. Hace más de
diez años que yo anduve por esas tierras, aunque no el plan de Txema, fue un
viaje organizado. Es otra forma de ir, más cómodo por un lado pero por otro
mucho más ajetreado y europeo. Vas a matacaballo y no te puedes permitir de
quedarte más tiempo en el lugar que te apetece. Por otro lado también tiene sus
ventajas. Vas acompañado y siempre conoces a gente maja en el grupo. El
ambiente de grupo se disfruta mucho
Guardo muy buenos recuerdos de
Senegal. Esa llanuera inmensa rojiza y polvorienta, con el paisaje plano de
baobabs y matorral. Los nativos, organizados en etnias y con su forma autónoma
de gobierno. Los santones, que iban con un escobón barriendo el camino por
delante de donde pasaban para no pisar ningún insecto (por lo menos cuando
estábamos los turistas delante). Los críos, que tenían el almuerzo en cualquier
lado, les bastaba con subierse a un árbol de mango y coger la fruta. La forma
de vida, seminómada y con el ganado
Y sobre todo el color rojizo que
tenía todo. Senegal es un país muy bonito
Pero me estoy fijando en una
cosa que se ve en el reportaje fotográfico de Txema. Y es que en las aldeas no
se ve prácticamente suciedad. Fijáos, fijáos, no hay ningún papel por el suelo.
Y aquí no vale decir esa sosedad de:
“Es que son tan pobres que no
tienen ni para tirar”
Pues no. Son gente humilde pero
yo recuerdo que no les faltaba de casi nada. No se veía miseria no necesidad.
Hombre, recuerdo que las cunetas de las carreteras estaban puercas, pero las
aldeas muy limpias.
Y luego vuelves a la civilizada
España, a la grandiosa Navarra y dentro de esto viajas a la magnífica Peralta y ves el panorama de un
domingo por la tarde y se te caen lo güevos al suelo.
Aquí, que todo el mundo tiene
estudios, internet y periódico; que vemos la tele a diario y hacemos deporte,
que tenemos un organizado horario y una organizada vida somos los reyes de la
basura, de tirar la colilla al suelo y el escupitajo pringoso a adornar el
pavimento.
Y resulta que en la atrasada
África nos pueden dar lecciones de urbanidad, civismo e higiene colectiva. Ahhh,
y otra cosa que he encontrado en el tercer mundo y que aquí cada vez brilla más
por su ausencia. Son gente solidaria con el prójimo próximo. Aquí la
solidaridad la ejercemos de lejos. Eso sí, luegos los tratamos de atrasados y
tercermundistas.
Buen y húmedo fín de semana.
Como se van a descojonar los de Marcilla de nosotros. Y con razón, que somos
una cuadrilla de faltosos
Poned “lugares imprescindibles”
en facebook y os sale el rincón del amigüito txema. Ien po cien recomendable la
página de este Gulliver del siglo XXI
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