Pedro Salazar Ibiricu ha
aparcado su DKV en los aledaños del estadio de fútbol de RCDF Betis Balompié.
Su sobrino lleva dándole la murga medias vacaciones con que quiere visitar el
estadio. Un jugador de dicho club, Puerta, ha fallecido de manera trágica en el
campo hace poco tiempo. Siempre es una tragedia que alguien joven y con futuro
muera de esa manera, y es un hecho que ha conmovido al país y las entrañas del
deporte.
Por otro lado Pedro comprende a
su sobrino. Tampoco es cuestión de tener a un muchacho de trece años todo el
día de catedrales, museos y mezquitas. Y como el chaval sueña con ser
futbolista, Pedro ha planeado el día para ver el estadio
“Madrugamos, desayunamos y con
la fresca nos vamos a ver el estadio. Tomamos luego un café y callejeamos por
Sevilla. Vemos el casco viejo, comer y siesta. Y a la tarde, lo que surja”
“Me parece bien, tío Pedro”
Pero Pedro de nuevo obvia que
están en España, y que echar planes es un sinsentido. Así pues, se dirigen al
estadio. Todas las puertas cerradas. Todas, menos la de la tienda de
merchandising del club. Pedro y su sobrino se dirigen a la tienda
“Buenas tardes, bella señorita.
Deseamos acceder a las instalaciones y visitar el estadio”
La chica mira a la pareja como
quien ve a un marciano y a un marcianito. Pedro casi la oye pensar. “Vaya, otro
divorciado dándole caprichos al hijo y malcriándolo”
Y responde
“No hay visitas señor. Y nunca
nadie ha venido aquí con esa embajada. Si quieren comprar camisetas o la
equipación oficial o…..”
“Vayámonos tío Pedro. Yo quería
entrar al estadio. Camisetas ni ost….”
“Joder sobrino, se un poco mas
cortés”
“Es que parece mentira. Pueden
explotar y sacarle un rendimiento a esto fuera de la temporada de liga, y ahí
lo tienen parado”
A Pedro hay veces que le
sorprende la madurez de un crío de tan corta edad. Y ambos, contrariados salen
a la calle. El muchacho va cabizbajo. No le gusta que se tuerzan los planes.
Giran la esquina y el cielo se
abre para Pedro. Vallas de obra, la hormigonera, andamios, carretillos y unos
obreros de la construcción almorzando a la sombra
“¿Te acuerdas de la mezquita el
otro día?”
“Si tío”
“Pues vamos a por el 2-0”
“Pero tío, que no se puede pasar”
“Si nos dicen algo, media
vuelta. Tu detrás de mí, pon cara de despistado, no toques nada y anda con
cuidado, que hay tablas con clavos en el suelo”
Dicho y hecho. Enfilan la
entrada por la obra, pasillo largo y ancho, treinta metros de paseo y el césped
del estadio. El chaval está en su gozo, estar a su aire viendo solo un estadio
de primera división. Un par de fotos y a la calle con la misión cumplida
“Ves sobrino. Recuerda esto. Si
ves obras en España….”
“Siiiiii, adelante con aire
resuelto y para adentro. Canso, que pareces el abuelo cebolleta”
“Tenme más respeto sobrino”
“Vale. Yo para comer hoy, gambas
y solomillo”
“Vaya días que llevas”
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