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lunes, 26 de agosto de 2013

Vertidos, basuras y mentiras.



 Hoy he dudado mucho acerca de cómo contaros lo que sigue. He dudado en dejar a Salazar ser el protagonista. He dudado de darle un aire grotesco o gracioso. O cargar las tintas. Pero no.

Intentaré ser lo más imparcial y aséptico posible, dejando los juicios de valor para el final

Año 2001. Una persona del pueblo, ya mayor, se dirige a uno de los miembros de la recién creada Asociación Vallacuera. Le comenta que ha visto muchos camiones de una empresa de chatarra que entran al vertedero de la mancomunidad y descargan allí. Muchos, muchos.

Unas personas de la asociación tomaron el tema como personal. ¿Qué cojones está pasando aquí? El vertedero es para basura urbana, o sea, procedente de hogares, no para residuos industriales.

En 2001 el tema de gestión de residuos estaba ya bastante avanzado y no valía el decir que no se sabía. Se sabía y bien lo que hacer con cada cosa.

Empezó la labor detectivesca por nuestra parte. Lo primero que nos sorprendió fue ver montañas de restos de neumático mezclado con otras piezas en el vertedero. Estos restos se enterraban con el resto de la basura.

Como os digo, en 2001 ya estaba la reglamentación de tratamiento de residuos aprobada. Tú pagabas un canon por cada neumático para después gestionar su reciclaje. Pero lo que nos encontramos es que a Peralta nos traían los neumáticos picados, junto con mas piezas mezcladas, y simplemente se enterraban. De gestionar nada. Enterrar. Más barato.

Unos cuantos de la Asociación se dedicaron a intentar “cazar” a los camiones. Y una mañana lo consiguieron. Aquí podéis ver la fila de tres camiones entrando al vertedero



Y aquí el chófer llamando por la emisora en el momento que le hicieron frenar para hacer la foto



Y aquí la montaña de basura que yace bajo nuestro vertedero



Si que os digo que no fue tarea fácil pillarlos. Madrugaban bastante los chóferes.

Pues bien. Denunciamos el tema en un pleno del Ayuntamiento y la verdad es que tomaron cartas en el asunto y se paró de traer esos restos industriales a nuestro pueblo.

Lo que más me chocó fue la cara de sorpresa que pusieron los concejales. Cara de que no sabían nada. Ni la policía municipal. Ni nadie. Nadie sabía nada de los cientos (y no exagero, fueron cientos) de camiones que entraban y salían del vertedero. Yo creo sinceramente que no sabían nada

Pero lo que me indignó fue que el concejal que estaba de delegado municipal en la mancomunidad y que era vicepresidente de la misma dijese que desconocía el tema. ¿Para qué estaba pues?

También os digo que ni se depuraron responsabilidades ni se investigó más a fondo. O por lo menos nosotros lo desconocemos. Ahí quedó el tema, enterrado, como la basura. Chatarra, neumáticos, líquidos… allí siguen

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