Mucho se ha dicho y escrito sobre la tragedia vivida
hace dos semanas en Galicia. Y como en todo, hay diferencias de opinión en casi
todo. Sobre las causas, sobre los culpables, sobre las responsabilidades, sobre
las soluciones a futuro… pero en algo coincide todo el mundo: en que las
personas del barrio de Angrois son héroes.
Pero vaya, resulta que tampoco todo el mundo está de
acuerdo en esta afirmación. Conozco a una persona que piensa que los vecinos
del barrio no son unos héroes.
Yo
Y no creo que lo sean por una sencilla razón; yo
hubiese hecho lo mismo. Y lo hubiese hecho porque creo que mi integridad física
no corría peligro y no me exponía a ningún riesgo. Por estas tres razones creo
que los vecinos no son héroes, simplemente han hecho lo que debían. Por eso y
porque creo que lo que yo pueda hacer no es ninguna heroicidad. Yo no soy un
héroe.
A veces me paro a pensar en qué tipo de comunidad
vivimos. Si por el hecho de que ocurra un accidente debajo de tu ventana y tú
cojas unas toallas y sábanas y salgas a prestar socorro a quién lo necesita
eres un héroe yo creo que lo que eres es una persona que le ha tocado vivir en
una sociedad enferma. Lo que hemos visto en las tertulias de la tele me
reafirma cada día más en que los tiempos que son pachuchos. Pero ahora veo otro
síntoma. Que, por desgracia, vivimos una época que necesita héroes. Y que si no
los tiene, los fabrica.
Ríos de tinta sobre qué tipo de distinción hay que
concederles a los vecinos. Y estoy seguro que la mayoría de ellos sólo aspiran
a vivir en el anonimato y que el hecho de saber que fueron útiles es el mejor
premio al que aspiran.
Hoy os voy a contar la historia de otro héroe. Arne
Rimman. ¿Os suena? Si es así me alegro y si no ahora me explico. Seré breve.
En el año 2001 un barco cargado con 438 emigrantes
ilegales naufraga cerca de las costas australianas. Arne es un noruego, capitán
del buque Tampa, un portacontenedores.
Cumpliendo con las normas del mar rescata a los
náufragos y los sube a su barco. Dentro de la pesca hay cuatro embarazadas y
cuarenta críos. Y siguiendo las leyes marítimas y el sentido común procede a
avisar a las autoridades australianas de su hallazgo y de que va a desembarcarlos
en el puerto más cercano, la isla Navidad, de soberanía australiana. Todo esto
está acogido en leyes internacionales y derecho marítimo. Los australianos le
dicen que nones, que se largue con viento fresco con los emigrantes, las
emigrantes embarazadas y los emigrantitos a otro sitio y que no les ensucie con
esa mierda sus bonitos puertos. Arne, tipo bragado, dice a los australianos que
hagan lo que les salga de los cojones pero que él va a puerto, que se le van a
morir en el barco.
Imaginaos el percal. 438 hambrientos en un buque que
transporta autos. Digno de un campo de concentración. Y nuestro amigo noruego
proa hacia Isla Navidad. De Cangurolandia le dicen que se atenga a las
consecuencias, que pueden hasta hundirlo. Pero Rimman no se arruga y se plantifica
en puerto.
Bueno, al final las cosas se solucionaron con un
asalto de comando (cuarenta fuerzas especiales). Pero el capi se salió con la suya y a los náufragos
se les prestó ayuda humanitaria. No hubo bajas
A todo esto, el armador del buque aplaudiendo,
apadrinando y felicitando a su capitán. Y se jugaba la carga y el buque en el órdago.
El mundo (menos Australia, que estaban bastante
mosqueados por haber quedado como unos nazis) calificó a Arne como héroe. El
dijo que no, que había cumplido con su obligación como marino y como hombre.
Y a él y a su tripulación sí que les iba la vida en
la partida. Pocas bromas con los rangers australianos.
Recuerdo hace unos meses que apareció en el facebook
una carta de un ministro australiano diciendo, más o menos, me no quería
emigrantes en su país. Me parece bien, cada uno hace lo que quiere o lo que
puede con su patria. Pero de ahí a negar asistencia médica a unos náufragos va
un abismo. Y me acuerdo que hubo gente en España que se les caía la baba
leyendo la carta del ministro de marras.
Por cierto, un pueblecito español brindó un homenaje
a nuestro capitán
No fue un héroe. Cumplió con su obligación como
persona. Como los vecinos de Angrois. Vivir en sociedad es eso, ayudarnos entre
todos. Es lo que ha hecho que vivamos mejor y más seguros.
Ahhhh ¿sabéis porqué se creó la sociedad? Eso para
otro día. Tiene que ver con el cierre pélvico
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