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lunes, 5 de agosto de 2013

De cómo Salazar acaba en prisión y de lo que allí aconteció




Pedro Salazar Ibiricu, el magnate de las achicorias, ha ingresado en la prisión de Soto del Real. Su nombre ha aparecido ligado a una trama de blanqueo de dinero por compraventa de terrenos. Hay personas poderosas que le tienen ganas a Salazar y su nombre ha sido elegido para dar un escarmiento a según qué contestatarios.
Pedro ha dejado su vestimenta depositada en consigna. Ha sido concienzudamente registrado, ha pasado reconocimiento médico y psicológico y uniformado con la ropa de prisión ha accedido a su celda con el kit de preso. Toalla, papel higiénico, cepillo dental, pasta dentífrica…. Está solo en su celda. Aislado
Pasan dos horas. Pedro siente ganas de hacer de vientre. Lo esperaba. Pone unas tiras de papel higiénico en el suelo de la celda y procede. Acto seguido, de entre las heces saca tres pequeños tubos.
Del primer tubo Pedro extrae un chip electrónico. Lo fija a la cerraja y dos segundos después la cerradura electrónica se abre con un suave clic. Ya es de noche y los pasillos están a oscuras y tranquilos.
Pedro sale a la galería y se dirige a otra celda. Repite la operación en la cerraja y se le franquea el paso. Ahora abre la segunda cápsula y toma en las manos un pequeño pincel. Entra en la celda y toca con el pincelito la mano del preso que está durmiendo.
El preso abre ojos como platos pero no dice nada
“Buenas noches viejo amigo. Aquí estoy. No te preocupes. Estás paralizado simplemente. Pero oyes y ves perfectamente. Te he aplicado cutáneamente unas microgotas de veneno de pez piedra. Neurotoxina le llaman. Es muy poca dosis, no te va a matar, simplemente estarás paralizado unas horas. Cuando se disipe no deja rastro. Ningún médico analista encontrará indicios de nada. No hay secuelas”
“¿Te acuerdas de nuestra última charla? Te dije que ibas por mal camino. Que todo no es amasar dinero. Nuestra obligación como empresarios no es únicamente la cuenta de resultados te dije. Te hablé de compromisos sociales. De trabajadores tuyos que se tiraron por el balcón por no poder pagar la hipoteca. De accionistas tuyos que perdieron su dinero por tus tejemanejes. De clientes que dejaste tirados. De sueños truncados por tu afán de riqueza”
“Y te reíste de mí. Me dijiste que el fin justifica los medios y que tu único fin era la pasta. Me dijiste que la justicia no iba a poder contigo. Y así parecía que iba a ser. Hasta esta noche viejo amigo. Es hora de pagar”
Pedro extrae un finísimo cable del tercer tubo
“¿Ves viejo amigo? Se llama grafeno. Dicen que es 750 veces más resistente que el acero. Este es de mis laboratorios. Es 2000 veces más fuerte. Ahora en pocos segundos perderás la conciencia. No te preocupes, es normal. Efecto del pez piedra. Tranquilo, no pasa nada”
Al otro preso se le dilatan las pupilas. Está inconsciente y ni siente ni padece. Mejor, piensa Pedro. Hace un lazo con el cable, alza al preso y le pasa el lazo por el cuello. Pone el catre de la cama en pie y ata el otro extremo del cable. Y sin más cuelga al preso para que se ahorque. No va a sufrir. Deja el taburete tumbado al lado.
Vuelve a su celda y se duerme
Al día siguiente Pedro es puesto en libertad con todas las excusas de la fiscalía. Hubo un error en el cruce de datos con Hacienda. Algo similar al caso de la Infanta. Una gran metedura de pata.
Pedro sale de prisión y sube a su exclusivo audi A12.
“Me está preocupando señor Salazar”
“No pasa nada señorita Green. A veces hay que arriesgar un poco”
“Ha ido demasiado lejos esta vez señor Salazar. Hackear  los ordenadores de hacienda para introducir esa falsa información del blanqueo y propiciar su detención ha sido muy aventurado”
“No lo fue. Tras el error con la Infanta no se pueden permitir otro escándalo. Los riesgos estaban medidos. Y tenía que entrar en Soto del Real”
“Tenemos ya confianza señor Salazar ¿Tuvo usted algo que ver con el primer error, con el que se cometió con la Infanta?”
Pedro no contesta
“Tenga señor Salazar. La prensa”
Y Pedro lee el titular  “El antiguo presidente de la CEOE y dueño de viajes Marsans se ahorca en su celda.”

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