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miércoles, 22 de enero de 2014

Sigo con el anteproyecto de la ley de caza


Un amigüito ha enviado esta foto



Parece que ante la presión ejercida por el colectivo de cazadores y la hecha por el resto de personas que somos usuarias del monte el ministerio ese que tantas cosas hace ha cedido a los segundos

Así pues, y hasta nuevo aviso, no se va a cerrar el monte los días de monterías.

Me alucina la rapidez con la que desde un ministerio se ha puesto punto y final a un tema. De hecho ha sido casi al principio de la polémica, sin dejar que esta fuera a más ni creciese.

Y esto ya es opinión mía. Dificilmente se puede conjugar el paseo por el monte, sea cual sea su modalidad, con que otro colectivo esté pegando tiros. Por mucho que se exija prudencia y se pongan normas y normativas, un accidente es eso, un accidente. Si no se quiere prohibir la caza algún medio habrá que poner para regular las monterías. Una bala a quinientos metros sigue teniendo todo el poder letal. Y entiendo que ningún cazador quiere herir a nadie, pero siempre queda ese margen al accidente. Coged cualquier mapa de las zonas por donde os movéis y trazad un círculo de quinientos. Acojona pensar en que te puedas meter sin querer en una zona de caza y que sin querer una bala perdida te alcance.

Francamente yo veo una difícil tarea combinar las dos actividades de tal forma que los cazadores cacen y el resto disfrutemos tranquilamente del monte.

Al final pasará como en la película de los inmortales que “Sólo puede quedar uno”. O asumimos que salir al monte el día de caza tiene un riesgo o prohibimos cazar. Es imposible garantizar la seguridad, ni siquiera para los propios participantes en la montería. De hecho la mayoría de los accidentes por balas perdidas se dan entre los cazadores

Vaya papeleta.

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