La verdad es que Europa siempre
nos hemos creído que somos el ombligo del universo. Creemos que las únicas
tierras “civilizadas” son las nuestras y llevamos la soberbia hasta el punto de
pensar que sólo ha habido historia en Europa, que en China, India, Centroasia o
Japón nunca ocurrió nada digno de mención hasta que los conquistadores o
viajeros europeos se dieron el garbeo por allí
De hecho llegamos hasta la
estupidez de decir que “el imperio romano cayó en el año 476” y con ello llegó
la “edad media” al mundo, época de oscurantismo, supersitición y en general
retroceso. Pues esto no es cierto
El imperio romano duró casi mil
años más. Se acabó cuando los otomanos pasaron a cuchillo o vendieron como
esclavos a los ciudadanos de Constantinopla en 1.453. Y esos mil años fueron en
general espléndidos tanto para la cultura como para la ciencia en esa zona del
mundo. Mientras Europa chapoteaba en el barro, el lodo y las cenizas, el
Imperio Romano de Oriente era todo un faro de conocimiento
Nos pongamos como nos pongamos,
la historia de la humanidad es una historia de batallas, conquistas, dominio y
luchas. La historia la han escrito los vencedores, pero la pluma la manejaban
los soldados. Para cuando en la historia hay una reseña a un músico, filósofo o
científico, para los guerreros hay decenas. Ha sido la sangre la que ha escrito
las páginas de la historia
A cualquiera que le preguntes
por alguno de los grandes generales siempre nombrará a los mismos. Que si
Alejando, que si Julio Cesar, que si Aníbal…. más recientemente Cortés,
Pizarro, Patton, Rommel…. Y pocos más. Generales europeos o descendientes de
europeos. Pero la historia da más de sí que el cortoplacismo del viejo
continente. Yo particularmente soy fan de Aníbal, otro día os contaré porqué.
Hubo un soldado que casi reconstruyó
el impero romano en su totalidad. El nombre de este general era Belisario.
Vivió en la época de otro gran emperador, Justiniano, en el siglo VI D.C.
Un general olvidado y sobre el
que no se han hecho películas. Pero que en plazo de treinta años reconquistó
todo el norte de África, España hasta casi la mitad, Sicilia y casi todo Itália, Albania, Croacia y Eslovenia. Primero aseguró el frente oriental del impero, dándoles las del pulpo
a los Persas. Tras firmar y comprar la paz, se lanzó a la reconquista del antiguo
impero romano, intentando recuperar el esplendor original
Este es el mapa de la extensión del
imperio romano de oriente en el 530 DC
Y este en el 560
Como veis, casi casi recuperó
todo el Mare Nostrum. Esto lo hizo un hombre con un ejército relativamente
pequeño y con pocos medios. Hay historiadores que dicen que Justiniano odiaba a Belisario por el aura que estaba alcanzando, pero parece que no era cierto.
Belisario tuvo algo que lo
diferenció del otro gran general, Alejandro. Alejandro conquistaba para él, él
era el rey. Belisario era un currela, un hombre leal que trabajaba por su país y su emperador
Fue el último general romano al
que se le dignificó haciendo un desfile triunfal tras sus victorias. Un hombre
olvidado, quizás porque a fecha de hoy esas tierras son Turquía. Y los turcos reniegan
del pasado imperial de Contantinopla, a la que ahora llaman Estambúl. Y otra
cosa es cierta, no tienen dinero para superproducciones. Si Belisario hubiera
sido francés o inglés, habría series de televisión sobre él.
Un hombre leal a su patria y a
su emperador. Por desgracia la lealtad entre la clase gobernante cada vez
escasea más a nivel mundial.
Si queréis saber más
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