¿Y ahora, quién da la cara o
paga esto? ¿Os acordáis de los terremotos en la costa de Castellón de hace unos
meses?
Os lo recuerdo. España, viendo
su enorme dependencia energética, decide construir un depósito para
almacenamiento de gas. Se supone que tenemos que garantizar un almacenamiento
para seis meses. Vaya bombona, dicen los amigüitos mientras se rascan la
cabeza. Pues no. Lo que se hace es volver a “inyectar” el gas en una zona del
terreno capaz de absorberlo. O sea, un antiguo depósito gasífero o un
“yacimiento fallido”. Luego, caso de hacer falta este gas, se “abre la espita”
y se recupera. Fácil
Y se construye uno de estos
depósitos enfrente del Grao de Castellón. Empieza el llenado y que casualidad,
empiezan los terremotos en la zona. Pero salen los listos de la empresa y los
responsables políticos de turno y recomiendan calma. Que no pasa nada, que es
una casualidad. Esto me recordó uno de los tebeos que yo leía en mi reciente
niñez. Trataba de unos alienígenas de chicle que invadían la tierra y el gran
Superlópez lo evitaba. Una viñeta aparecía Superlopez recomendando calma. Era
esta:
Más o menos este era el aspecto
que mostraban los ínclitos responsables recomendando calma. Pero los terremotos
aumentan y con esto el cabreo de la gente. Y los valencianos, que cuando les da
el poniente son como son, empiezan a subir el tono. Total que se salen con la
suya y se paran las inyecciones de gas hasta “que se clarifique la situación”.
Ahora hay un nuevo informe del
Instituto Sismológico Nacional. Y claramente apunta a que el origen de los
terremotos es la inyección de marras. Seísmos inducidos dicen.
Ahora los amigüitos nos
preguntamos ¿Qué clase de pruebas o investigación han hecho los sismólogos? Y
pensamos en complicados aparatos prestados por EEUU, en detectores de
movimiento de placas, en sonares de barrido lateral, en radares de movimiento
telúrico en el interior del manto. E incluso en detectores de cambio
radioactivo en el núcleo más profundo de la tierra.
Cosas complicadas. Pues no. Resulta
que dicen los sismólogos que esto de los terremotos inducidos es más viejo que
la playa, que se sabe desde hace más de un siglo, que ya lo habían dicho y no
les habían hecho caso y que los dejen en paz. O sea, que se sabía. Por otro
lado empresa se apoya en otro estudio que dice lo mismo, pero que dice que “los
movimiento sísmicos se irán atenuando hasta que la zona se asiente”
A mí estas cosas me dan
escalofríos en la espalda. Cuando alguien me dice “tú no te preocupes”, siempre
busco algún árbol donde subirme o una pared para apoyar el culo. Por si acaso.
Un poco de historia. Todos
conocemos el Ebro, el río que da nombre a nuestra península. Un río bastante
caudaloso y que arrastra mucho sedimento. De este sedimento se creó el Delta
del Ebro. Pues bien. Unas millas más adelante del borde de este delta se acaba
la plataforma continental y se inicia una caída en el fondo marino de casi dos
kilómetros. E imaginaos al Ebro, persistente, insistente y aragonés río,
poquito a poco aportando sedimentos al lado de este barranco. Pues llega un
momento en que los sedimentos no caben y “caen y ruedan” por el barranco y
provoca un tsunami. Pues esto es lo que ocurrió hace 11.500 años enfrente de
Benidorm. Y se originó un tsunami que arrasó toda la costa mediterránea y
balear.
Claro, los seres humanos éramos
pocos entonces. Imaginad la que se lía en nuestras fechas. Evidentemente esto
es un fenómeno natural y aquí el hombre tiene poco que aportar. Pero si nos
ponemos a “crear” terremotitos al lado de esta bomba en potencia, poca sensatez
estamos mostrando. Y más si se sabe que esta técnica de inyección crea seísmos.
Si hay que hacer un almacén,
habrá que hacerlo. Pero este no es el mejor sitio. Y más si vemos que al lado
del Ebro está la central nuclear de Vandellós. Sí, sí, nuclear. Como la de Fuckushima,
la que colapsó por efecto de…… un tsunami. Premio para el caballero.
Y todo esto nos va a costar
1.700 millones de euros de indemnización al propietario de la plataforma. Porque
él dice, y con razón, que tiene todas la autorizaciones, permisos y estudios
que se le requirieron. Y lo jodido es que es cierto. Pues nada, 1.700 entre 50
millones que somos tocamos a treinta y tantos euros por cabeza.
Y lo más triste es que se sabía.
Todo. Lo de los seísmos inducidos, lo del delta del Ebro y lo de la nuclear de
Vandellós.
Si es que dan ganas de llorar
ver como somos en este país
Lo del delta del Ebro lo he
extraído de un gran blog de ciencia e historia: “la pizarra de Yuri”. Os dejo
el enlace. Dice lo mismo pero escrito mucho mejor que yo. Yuri es un maestro.
Y lo del castor
Hala, hasta mañana, sed buenos
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