Segunda guerra del golfo, cuando
a Occidente nos dio por ir a Irak a meter la democracia a tortazos. Si hubiese
sido así el resultado, bienvenido el hecho.
¿Os acordáis de Saddam? Aquella
mala bestia que tenía por costumbre gasear a los kurdos, ejecutar a los
prisioneros poniéndoles un cartucho de dinamita en el pecho y que celebraba los
consejos de ministros pistola en mano. Eran los consejos del consenso, siempre
salían adelante todas las propuestas del señor Hussein por aclamación
ministerial.
Pues eso, resulta que a Bush
hijo se le ocurre que este repugnante personaje es un peligro para el mundo
libre y que hay que extirparlo cuanto antes. Es que tiene armas de destrucción
masiva, un avanzado programa nuclear y un potente arsenal de chismes químicos. Qué
miedo. Y a su pobre pueblo sojuzgado y a los kurdos tosiendo bajo nubes de gas
mostaza
Entonces Bush hijo coge a la VI
flota y a sus tropas y las mete en semejante andurrial con el noble fin de protegernos
y liberar al pobre pueblo iraquí. Aquello fue un paseo para las tropas
estadounidenses, la aguerrida guardia republicana duró lo de la nieve al sol.
Tras la victoria militar se pusieron a buscar las armas esas y no encontraron
nada de nada. Esa chorrada de los laboratorios rodantes de producción de
toxinas acabó en una mortadelada digna del profesor Bacterio.
Del programa nuclear iraquí se
supo (que ya se sabía, por supuesto) que había sido destruido en la primera
guerra del golfo y que Saddam no pudo continuarlo por la falta de fondos y de
apoyo de los soviéticos, que para esos días ya eran rusos y que bastante tenían
con su avispero checheno.
O sea, que de armas de
destrucción masiva nada de nada. Saddam estaba más indefenso que un colegial y
le cayó la del pulpo. Luego se cargaron a sus chiquillos y por fin a él.
Pero bueno, diremos, al pueblo
iraquí le llegó la libertad. Pues no, fueron para atrás. Antes los dictados los
hacía Saddam, ahora un puñado de clérigos medievales apaleamujeres y pegacríos.
La constitución en tiempos de
Saddam, que era obligatoria para todo el mundo menos para él, definía a la
República de Iraq como un país laico. Ahora es una república islámica en la que
las leyes coránicas son de obligado cumplimiento.
Y todo esto bajo el auspicio de
EEUU, la OTAN y por los enganchapalabras de la ONU. Es que me pongo malo oye.
Vas a llevarles la democracia y le pones un gobierno de clérigos. Sí señor,
muuuuy atinado.
Os dejo, por si os interesa, la
pulcra constitución redactada por los mahometanos y verificada primero por Bush
y luego por Obama, ese señor al que le dieron el Premio Nobel de la Paz a los
dos meses de ser presidente de EEUU y que hace babear a toda la progresía
occidental. Ved en la sección primera el artículo segundo.
Tengo que reconocer que Mcarthur
lo hizo bien en la segunda guerra mundial, democratizó Japón, en muy pocos años
sacó a ese país de la Edad Media y sentó las bases para situarlo donde ahora
está. Pero ni está Mcarthur ni Japón era Iraq.
Total, ochenta mil muertos, las
armas de destrucción masiva sin aparecer, un país deshecho y convertido en un
avispero, los sacristanes musulmanes con otra parcelica de poder y la gente
igual que antes, solo que son ochenta mil menos
Eso sí, nos cargamos al hijoputa
de Saddam (que fue nuestro hijoputa) y los hidrocarburos iraquíes están a buen
recaudo en nuestras manos.
Toma democracia
Hay una película buenísima que
muestra la vida en el Irak de Saddam. Va sobre las andanzas de un muchacho que
es igualito que el niñito de Saddam, Uday, y que este lo “contrata” de doble.
Gran película, “El doble del diablo”; aviso: a veces pone la carne de gallina
pero es recomendable cien por cien. El retrato de un psicópata
Si queréis verla
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn mi opinión en tu discurso no has hecho mucho incapié en lo que es LA CLAVE del asunto. No es ni la democracia, ni sadam, ni las armas. Todo esto son las excusas para hacerse con el petróleo, el botín, que desde luego consiguieron. En Irak cayeron más bombas que en la primera y segunda guerras mundiales juntas. Luego la "reconstrucción" se adjudicó a dedo y sin control a empresas occidentales que hicieron un negocio redondo, construyendo hospitales de chapa con presupuestos inchados a cuenta de las divisas del petróleo. Irak era un país de nivel de vida medio, con 20 millones de personas. Ahora es miseria y violencia. Pero eso se la trae floja a los "demócratas". En fín, peor que el terrorismo.
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