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lunes, 8 de julio de 2013

Estamos ¿seguros? tras nuestras motas (parte 2)



Una estupenda charla la ofrecida por D. Juan Pedro Martín Vide en Falces el día catorce de junio. Amena e instructiva.

Este señor es un experto en mecánica hídrica de ríos. Y comenzó su exposición hablando de lo precario que son los conocimientos en esta materia, que es una ciencia puramente especulativa y basada exclusivamente en las observaciones y en los fallos. Que una persona de semejante talla en una materia empiece una charla reconociendo su desconocimiento dice mucho de la altura intelectual de este hombre.

Bueno, a lo que estamos

La charla iba sobre qué es lo que le está ocurriendo a nuestros Arga y Aragón. En esencia a los dos lo mismo pero por causas diferente. Los dos ríos están sufriendo un proceso de incisión. En cristiano, que los fondos de los ríos están bajando. Se están encauzando más.

¿Esto es malo? Lo que hace la naturaleza no es ni bueno ni malo, es así. En este caso está respondiendo a un hecho ocasionado por la mano del hombre. En el caso del Arga, el haber sido canalizado en los años sesenta y setenta ha provocado que lo que antes eran diez kilómetros de recorrido fluvial ahora son siete.

En este proyecto, hecho con la mejor intención, se planteaba una pendiente continua para todo el río.

¿Cómo estamos a fecha de hoy? La pendiente proyectada ha cambiado a capricho del río. Y como os digo (hay topografía que lo demuestra), el fondo del río Arga ha bajado y la velocidad del agua ha aumentado. De hecho podéis ver un pilar del puente de Funes (en época de verano) que se ve la cimentación.

Las motas nos dan seguridad pero si el río se va “encajando” y socavando la parte baja de la mota (las motas están justo en la orilla) nos podemos encontrar con que en alguna parte la mota se debilite y colapse. De hecho podéis ver lo que ha ocurrido por la parte de Valtierra, que la mota ha cedido.

Actualmente se está replanteando nuevas motas (donde se pueda, claro está) mas retiradas del cauce fluvial. Toda la ingeniería hídrica es prueba y error.

Y la sobada frase que se escucha por ahí “hay que hacer lo que hacían los abuelos”, pues eso, es demagogia pura. Los abuelos hacían lo que podían o sabían con los medios que tenían, como nosotros hoy. Oyes a gente clamar por dragar el río. Los abuelos no limpiaban ni dragaban ríos, entre otras cosas porque no había excavadoras. Los abuelos no construían en las orillas de los ríos, pero claro, el pueblo tenía la mitad de habitantes. Los abuelos no eran ni más listos ni más tontos que ahora.
Los dragados no solucionan ningún problema. Llevamos treinta años dragando el Arga y los problemas son los mismos.

En los tiempos de carestía que corren hay que medir mucho el despilfarro de medios. Habiendo recortes en educación, sanidad, pensiones… igual es el momento de plantearnos si los dragado como se ha hecho siempre son necesarios, solucionan algo, o tal y como se está viendo, contribuyen a agravar el problema (y llenar algún bolsillo de paso)

Actualmente parece que las soluciones para mitigar los problemas por las inundaciones se orientan a ampliar la cuenca de inundación donde sea posible. Y evidentemente, a priorizar proteger cascos urbanos, grandes instalaciones e infraestructuras públicas.






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