Menudos cuatro nos juntamos el
otro día haciendo entresaca en el proyecto “apadrina una robada”. Pues eso, que
la robada apadrinada lo ha sido por Carlos y María con la ayuda de su hijo
Carlitos. Pero resulta que a la robada aparte de padrinos le han salido tíos y
primos.
Fuimos a echarles una mano
Alfredo, su hijo pequeño y yo. Y como os digo aprovechamos para sacar algún pino
para la teatralización del belén viviente.
En eso estábamos. La mano de
obra especializada, léase conducción de vehículos a motor y utilización de
maquinaria de la que corta caía en manos del que sabe, Alfredo, de profesión
sus labores. El resto de la nómina, compuesta por un ingeniero de
telecomunicaciones, un arquitecto técnico y un estudiante de grado superior nos
encargábamos de las tareas rudas y de en las que se sudan. Acarreos y músculo.
Parece mentira, con lo que hemos sido y en que nos hemos quedado. El del campo
mandando y los universitarios a obedecer.
Oye, igual hay que exportar la
idea al resto del país y funciona
Bueno, a lo que vamos
Al final de la jornada apareció
la idea entre los universitarios de si es o no rentable la explotación de la
masa forestal pinícola para la utilización en biomasa y pellet (biomasa=leña;
pellet=taquicos de leña)
Enfrascados estábamos en tan
elevada discusión el sector con formación. Que si coste horario, que si coste
de maquinaria, que si transporte y distribución… vaya un nivel que para qué
había entre nosotros. Casi casi teníamos la empresa montada y en
funcionamiento.
Cuando en ese momento el del
campo se baja del tractor a ayudarnos y oye la conversación. Nos mira como se
mira a tres idiotas y simplemente nos dice:
“No es rentable”
“¿Por qué?”
“Parecéis tonticos. Porque si lo
fuera, no quedaría ni un pinar en ningún pueblo de la ribera de Navarra. Los
Ayuntamiento los hubieran cortado para pagar las fiestas o lo que tocara”
Ante semejante razonamiento no
pudimos más que callar y asentir. El sector universitario apabullado ante el
razonamiento más sencillo
Y encima, no contento con eso
aún nos dijo
“Y en los kilos que habéis
contado no habéis descontado el peso del agua que se seca. Merma un treinta por
ciento. El aprovechamiento de madera puede aportar un treinta o treinta y cinco
por ciento del coste del aclareo, no más”
Y doblemente apabullados
decidimos callar y obedecer lo que el del campo mandaba. Muchas veces la
experiencia es más que cualquier carrera.
Creo que fue Unamuno quien lo dijo y se
convirtió en el lema de la universidad
“Lo que la naturaleza no da,
Salamanca no presta”
Pues eso, allí estábamos en
medio de la naturaleza esperando a que se nos prestase algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario