Unas vacaciones de Semana Santa
nos decidimos por la España Profunda. La verdad es que por el interior hay
sitios bonitos y en aquellas épocas vacios. Este viaje fue hace unos dieciséis
o diecisiete años.
Llevaba yo ya varios años
aprovechando esas vacaciones de semana santa para ir al interior. A mi tanto
Castilla como Extremadura me han parecido siempre sitios muy agradables. A esto
lo unes con un buen yantar y paisajes de horizontes lejanos y qué más quieres
para estar a gusto. El inconveniente que hace años las carreteras por esta zona
no eran lo que son ahora, y la autada era considerable
El año anterior toco
Guadalajara, la zona de la sierra del pico Ocejón y la parte de la arquitectura
negra. Y al año siguiente optamos por Ciudad Real.
La provincia está muy bien. Muy
llana y una vista de colinas suaves muy agradable. Yo cada vez soy más de este
tipo de paisaje. Estoy más a gusto que en las zonas muy montañosas. El motivo
es simple, aquí a poco que subas tienes un panorama impresionante. En el
Pirineo, por ejemplo, para tener horizonte te tienes que pegar la sudada padre.
Zángano que es uno
Ciudad Real tiene unos cuantos
sitios que merece la pena ir. Los parques de Cabañeros y Anchuras son sitios
espectaculares y el de las Tablas de Daimiel también, este quizás lo recuerdo
un poco más masificado
En Cabañeros tuvimos un guía de
lujo, un antíguo furtivo del parque. Un hombre bien entrado en los sesenta y
que se conocía el lugar como yo vallacuera. Un placer. Al final de la visita
nos mostró lo que consideraba el la joya del parque, un arbusto variedad de
arce que decía que era único en España. No dijo que tenía un olor diferente. Se
le encendçian los ojos de cariño hablando de su arbolito. Pero al pobre hombre
casi le da un ataque de pánico cuando uno de Peralta echó mano al arbusto y se
refrotó las manos, para acto seguido llevárselas a la nariz para “notar todos
lo matices”. Como os digo, oxígeno le tuvimos que poner al guarda
El primer día llegamos a la
capital, que era la base operativa; Ciudad Real. Dejamos los bultos en la
habitación del mega hotel que teníamos, nos dimos una ducha para quitarnos lo
mayor y bajamos a recepción. El encargado era un señor de mirada torva y
malencarada
“Buenos días alegre
recepcionista ¿Qué podemos ver en Ciudad Real?”
“Nada”
“¿Comoooo? ¿Algo habrá para ver,
es la capital?”
“Aquí no hay nada”
“Pero, pero…..”
“Nada. Que no hay nada. No se
molesten”
“Peroooo……”
“Joder”
Se agacha tras el mostrador y
saca un mapa de la ciudad. Coge un boli colorado y marca un par de iglesias y
el ayuntamiento.
“Aquí está la iglesia de San
Fulano y esta es la de San Zutano. Y esto el ayuntamiento. Las dos iglesias son
muy feas y el ayuntamiento el mas espantoso de España”
Nos dirigimos al centro un tanto
extrañados por la actitud de tan solícito recepcionista. Nunca había yo conocido
a nadie con tan poco apego por su ciudad. Y la verdad es que el hombre tenía
razón. Las iglesias ya eran feas cuando las construyeron y encima les habían
hecho una restauración espantosa. Y el ayuntamiento lo construyó un arquitecto
a mitades del XX siguiendo los patrones de la arquitectura noruega normanda. Pa
cagarte.
Cuando volvimos al hotel el
recepcionista nos interrogó con la mirada
“Tenía usted razón. Aquí no hay
nada”
“Ya se lo decía yo. Pero no se
preocupen, la provincia es bonita y hay pueblos majos. Y aquí por la noche hay
mucha marcha”
Oye, así fue. Un ambiente
estudiantil impresionante. Como os digo, en la capital no hay nada, pero merece
la pena ir a conocer la provincia
No hay comentarios:
Publicar un comentario