Buff, cuatro años de mi vida que
pasé en Burgos y veintiocho años han pasado ya desde entonces. Esa ciudad ha
hecho lo de todas, cambiar una barbaridad al aire de los vientos de
construcción que España ha vivido en estos últimos quince años.
Yo vivía en Gamonal, al lado de
unos cuarteles en un edificio que estaba en mitad de Gamonal y Burgos, en un
auténtico descampado. Llegaba justo la iluminación eléctrica hasta la puerta
del portal. La verdad es que viví a gusto. Burgos era y es una ciudad con mucho
ambiente, es muy recomendable para un fin de semana; da para todo, cultura,
historia, marcha y buen yantar.
Los domingos por la mañana
solíamos ir de cañas por Gamonal. Este es un barrio tipo al viejo San Jorge,
construido en los años sesenta. Torres de entre seis y ocho alturas, bloques
muy macizos y con multitud de comercios y bares en los bajos. Encima la
carretera que une Castilla con el País Vasco pasaba por mitad del barrio. Había
una barbaridad de tráfico y como os digo, un ambiente muy agradable, entre
ciudad y pueblo.
Resulta que estas semanas ha
sido noticia. Planteaban darle un cambio al barrio. Lo que es la avenida de
Vitoria tiene doble carril en ambos sentidos, y con zona de aparcamiento. Y querían dejar un
único carril para cada lado, ampliando aceras y peatonalizando una gran parte.
En principio, vamos a mejor. El barrio quedará más bonito y agradable. Qué bien
¿no?
Pues no
Los vecinos, peor que mejor, se
arreglan con el tema de aparcamiento. Ahhh, se me ha ovidado decir que aparcar
el coche en Gamonal es muy problemático, no hay prácticamente plazas de parquing.
El urbanismo de los años sesenta era así, respondía como siempre a las
necesidades del momento y entonces no había muchos coches en España. Pero
claro, ahora que casi todas las familias tienen dos autos, es un follón. Pero
como siempre, la gente se apaña. Dejan los coches en punto muerto y sin freno
de mano puesto. Así si alguien te aparca al lado y no te deja salir,
simplemente empujas el otro coche, sales y lo vuelves a dejar donde estaba. Es
una regla no escrita que servía para que el barrio funcionara
Y ahora, con el bulevard,
resulta que eliminan esto y a a cambio te hacen plazas de parquing subterráneo.
A cambio de veinte mil del ala por plaza. O sea, si tienes dos coches prepara
cuarenta mil o si no te vas a tres kilómetros a aparcar
Y se monta el cristo padre. Todo
lo demás lo habéis visto en la tele
Las redes sociales han echado
aceite estos días. Por un lado que si son elementos subversivos que recorren
España incendiándola. Por otro que si es una explosión de descontento popular
ante los recortes.
Como siempre, cada bando
político arrimando el ascua a su sardina. Los unos y los otros echando la culpa
al otro. Hasta hemos oido que el inicio del la revolución española se iba a
vivir en Gamonal. Los sociólogos diciendo que era la gota que colmaba el descontento
popular y demás
Que no. Que es más fácil que
todo esto. Simplemente que la gente no estamos dispuestos a pargar cuarenta mil
por aparcar. Que no tenemos dinero. Y es poderoso caballero lo que ha originado
el follón
Motivos para salir con la
escopeta a la caza y captura del político idiota-ladrón los hay. Pero nadie lo
haremos. Otra cosa es que nos toquen el bolsillo o que el equipo de nuestra
provincia baje a segunda. Entonces sí arderán las calles.
Y por otro lado resulta patético
el alcance de en este caso el alcalde de Burgos, pero que puede ser el de
cualquier sitio. Se plantea hacer lo que sea en su ciudad. Hay una respuesta
ciudadana, léase alegaciones al proyecto o alternativas. Todo muy educado. Y
montamos una plataforma para ofrecer ideas. Y lo que queráis.
Todo a la basura. No te hacen ni
caso. Ahora bien, si montas el follón, quemas contenedores, rompes escaparates,
te cargas bancos de los de sentarse y de los de hipotecarse y paras la vida
normal del pueblo, entonces sí. Entonces los políticos se sientan a dialogar
La lectura de todo esto, y es
bien triste, es que nuestros mandamases sólo hacen caso si la respuesta es
violenta. Si es educada, mesurada y comedida no te hacen ni escuchar.
Así nos va. No nos extrañemos
que se monten jaleos. Es la única forma de que te escuchen
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