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jueves, 9 de mayo de 2013

Tiempo de agradecer



Hace tiempo os conté que lo que cada día leéis está escrito un sábado por la mañana pero que a veces la maldita actualidad me pone frente  a la realidad y me ofrece otros titulares. Por desgracia estas nuevas noticias que roban protagonismo a las ya escritas casi siempre son desgracias.

Hoy es un día de esos. He releído lo que hoy debería haber ido al blog; lo de mañana viernes, lo del lunes…… y he sentido una profunda tristeza. Eran post divertidos, Salazar haciendo de las suyas, Jesús Osés Balduz metiéndose con la clase que nos desgobierna,  plantas en el monte, cuanto ha llovido….. cosas que nos afectan y mucho pero que la realidad por desgracia las ha hecho pasar a un segundo plano.

Soy un admirador de la filosofía hebrea y musulmana a la hora de encarar los problemas. Siempre hay que atacarlos de uno en uno y empezar por el más acuciante. Pero cuando acabas con el primero el segundo toma el protagonismo que tenía el que has solucionado, con lo cual el devenir humano es un camino continuo de lucha y resolución de conflictos en los que siempre el que tienes entre manos parece que es el más complejo de todos a los que te has enfrentado. Nuestra memoria es selectiva, tiende a olvidar lo malo y por eso cada problema parece mayor que el anterior. Si no fuese así nos volveríamos locos, no podríamos vivir sumergidos en un mar de recuerdos negativos.

Hasta que de repente se mueve la fila de problemas y uno que o no estaba o figuraba de los últimos en la lista aparece por arte de magia atropellando a todos los demás. No te planteas que un problema que no tenías puede destrozar tu vida.

Esto es lo que le ha ocurrido a unos buenos amigos míos.

Vivimos en un privilegiado primer mundo, con un sistema social en el que entre todos nos protegemos y ayudamos. Estamos tranquilos; pero cuando aparece en primera plana algo como lo que le ha ocurrido a Sara veo lo frágiles que somos y lo delicado que es nuestro día a día y nuestra vida. La actualidad en cualquier momento puede destruirnos ese equilibrio y esa tranquilidad. La vida es como la naturaleza, es dura; no es amable ni sencilla

Perdí a mi padre hace casi tres años, pero parece que las personas tenemos asumido eso; es ley de vida. No tengo hijos y nunca sabré el dolor que tiene que ser el que están pasando Juan Jesús y Elena. No tengo valor para decirles que comparto su sufrimiento; aunque lo intente es imposible.

No me habléis de dioses o destino, me parece cruel y cínico .

Sólo mostrar mi afecto a  Juan Jesús, a Elena y a Carlos, a sus familiares y a sus amigos; y a todos ellos agradecerles los buenos momentos que hemos pasado juntos.

Un abrazo de los que duelen las costillas. Y mucho valor.

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