El terreno (subsuelo) que
tenemos en nuestro pueblo puede ser en sí todo un libro de geología. Todo lo
que es el casco viejo de nuestra Peralta Monumental está asentado en una zona
muy problemática y difícil de cimentar.
Las cimentaciones profundas es
algo moderno. Hasta hace unas décadas se podía bajar “hasta donde daba la pala”
y unos pocos años más atrás lo que daba el trabajo de las costillas y los
brazos del albañil. Un par de metros, no mucho más.
Si cimentamos una casa en la
parte alta del pueblo, pronto nos encontramos con la piedra de yeso. Parece un
terreno muy duro, pero sólo lo parece. Más abajo, pegados al río, pronto nos
encontramos las gravas del Arga, que es un buen terreno para cimentar. En
medio, justo donde está la iglesia y la calle mayor, el terreno es una especie
de blandiblup. Unos rellenos de poca consistencia mezclados con arcillas. Y es
en esta parte donde tenemos la mayor parte del pueblo y la más antigua.
Acordaos de la pedazo obra que
hubo que hacer para sujetar la iglesia, que “se partía”. Media iglesia está
asentada sobre la roca de yeso y la otra media sobre ese “pantano”, y eso
provocaba que la iglesia poco a poco se fuera “partiendo y hundiendo”. Tras
este “recalce” de la iglesia me ha tocado unas cuantas obras más de sujeción de
edificios, y muchos de ellos en lo que es la parte más “dura” del terreno
¿Qué está pasando?
Vamos a conocer un poco más el
suelo de Peralta. La roca de yeso no lo es tal al 100%. Tiene “vetas” de roca
mezcladas con “vetas” de arcilla. Imaginaos un hojaldre. Pues eso es el suelo
que tenemos debajo. Yyyyy ¿Qué pasa cuando ese hojaldre se humedece?, pues que
la arcilla se reblandece (la crema) y se forman “huecos” y “cavidades”. Y
claro, al quedar hueco, el terreno cede.
Yyyyy ¿Qué pasa en la parte del
pueblo que es arcilla?. Pues algo parecido. La arcilla es como la plastilina.
Si está seca, aguanta mucho. Pero si se humedece se deforma mucho.
O sea, que el problema que
tenemos en Peralta con el suelo es función de la humedad que tiene el terreno.
Cuanto más húmedo, más problemas. Y nos estamos encontrando con que en edificios
de más de ciento cincuenta años están apareciendo rajas. Raro ¿no? Después de
tanto tiempo
Nunca se puede atribuir un hecho
a una única causa. Pero es casualidad que desde que se hicieron los bancales en
el monte para plantar los pinos, los problemas han aumentado. Parece lógico.
Antes de hacer los bancales si llovía fuerte el agua rápidamente iba por la
ladera al barranco y luego al río. Pero ahora el agua se retiene y se filtra,
aumentado el grado de humedad interna del suelo. Es una teoría mía, que no
tiene por qué ser cierta ni única, pero yo creo en ella.
Desde que hicimos los bancales
en el monte, los problemas han aumentado.
Cuando se hizo la obra de los
bancales hubo personas del pueblo que advirtieron de que esto podía ocurrir. No
se les tuvo en cuenta la opinión. Y las consecuencias no es que hayan sido ni
catastróficas ni graves, pero los asentamientos en los edificios han aumentado.
Hay cosas que hay que hacer con
mucho cuidado y poco a poco. A modo de experimento. Lo que estamos haciendo con
el aclareo de los pinos es algo que si no funciona, no va a tener remedio. Un
poco de mesura es lo más prudente antes de seguir adelante con la tala
No sea que ocurra como con las
cimentaciones.
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