Lo más caro del mundo
Hace tiempo hablé de lo que
podía ser lo más caro del mundo. Y llegamos a la conclusión de que era la
antimateria y luego el tritio. Pero evidentemente tenemos que ir a cosas que
estén a la venta. Por mucha pasta que tengas no puedes ir al Eroski a comprar
cuarto y mitad de tritio. Eso no se vende
Tras escribir el este post
Las amigüitas de cross train,
muy vivas ellas, me comentaron que de los más caro del mundo es el kilogramo de
bikini de marca. Y la verdad es que esos pocos gramos de tela al precio ese que
dijeron que vale, sale el kilo más caro que el caviar.
Pero bueno, a lo que vamos ¿Qué
podría ser de lo más caro del mundo? También el otro día os comenté lo del
cuadro de Diego Ribera propiedad de la familia de Medinacelli. Pues por ahí van
los tiros
La ciudad que me acogió a mí
durante mis cuatro años de estudios es la sede de un convento, el Convento de
Las Huelgas. El nombrecito viene dado por que era un sitio de veraneo de los
reyes. Fue construido por Alfonso VIII de Castilla. Y huelgas viene de holgar,
o sea, de estar todo el día sin hacer nada. Se construyó a finales del siglo
XII.
Y aquí está depositado el objeto
en cuestión. Tras la batalla de las Navas de Tolosa y darle a los moros para el
pelo, cada uno de los reyes que intervinieron en la fiesta se trajo un
recuerdico. El navarro Sancho el Fuerte se mercó las cadenas que decoran
nuestro foral escudo. Y Alfonso VIII, el castellano, el tapiz que cerraba la
puerta de la tienda del caudillo musulmán, Miramamolín. Esta batalla significó
un punto de no retorno para el dominio musulmán en la península.
Ahora bien. Pensad un poco ¿Qué
no daría un rico jeque árabe por recuperar dicho tapiz? Seguramente mucho más
de lo que vale cualquier cuadro
Y es que hay cosas que valen no
por lo que son sino por lo que representan. Y ahí está el tapiz, protegido por
un sistema de alarma bastante primitivo y por unas monjas.
Burgos merece un fin de semana.
Buen yantar, buen ambiente, mucha historia y ver el objeto más caro del mundo
Por cierto, lo del nombrecito de
las huelgas. Holgar. Holgazanear. Los reyes iban a holgar. A holgazanear. Y
novecientos años más tarde, aún sigue el veraneo.
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