Vistas de página en total

Música

Cada entrada tiene la suya. Si la quieres escuchar, aprieta el play (el triangulico) de dentro de la barra negra que encabeza la sosedad diaria

martes, 21 de mayo de 2013

Yo si soy un héroe, y no Salazar



Pues sí, una vez, fui un héroe

Que sí, que sí; aunque no os lo creáis, una vez lo fui

Con veintisiete años me planté en la edad tope para ir a la mili, y como ni tenía ganas, ni tiempo ni me lo creía decidí hacerme objetor de conciencia. Eran los primeros años de la objeción y el vacío legal era considerable.

Nos juntamos un buen montón de jóvenes españoles en esa situación y a papá estado se le planteó el problema de qué hacer con semejante caterva de desqueaceraos. Papá Estado, como podía, nos iba buscando acomodo de tal forma que molestásemos lo menos posible, hiciésemos poco ruido y no diéramos la murga.

Y a servidor le tocó hacer la mili en la DYA de Peralta. Sí señor.

Vaya por delante que allí conocí a un montón de gente estupenda, la mayor parte bastante más joven que yo y unos pocos de más edad, pero todo gente muy implicada y solidaria. A raíz de hacer la prestación siempre defendí la labor de estos jóvenes, como perdían de su sueño por la noche  y de sus horas de trabajo por prestar un servicio desinteresado a la comunidad.

Cuando oía a los de siempre del pueblo las lindezas de “que son unos chulos” o “que cojones se han pensado todo el día con las sirenas” me ponía malo. Y también os digo que una noche tuvimos que ir a prestar un servicio a casa de una de estas personas bocachancla y no cabía en sí de vergüenza. No me extraña.

Como os digo, buena gente y solidaria.

¿Mi misión? Importantísima. Encargado de RT en el SAC. O sea, encargado de Radiotransmisiones en el Servicio Adelantado de Combate. Vamos, coger el teléfono. Ese era mi cometido. Yo iba a las diez de la noche, me acostaba y del 112 si ocurría algo me llamaban. Yo llamaba al conductor de la ambulancia y allí acababa mi complicada y penosa misión. Evidentemente no acababa ahí, una vez despierto yo no tenía estómago de mandar al de la ambulancia a buscar un copiloto, me montaba yo en la ambulancia y lo acompañaba. Y en las fiestas de los pueblos anda que no me he chupado encierros. Pero es que veía el trabajo de estos jovencitos y lo que menos que podía hacer era echar una mano.

Aún así yo era, y era verdad, el zángano de la DYA. Y lo era. Al lado de los otros voluntarios,  era eso, un jodido vago.

Pero de repente, el destino se cruzó en mi camino y fui el héroe. Un ídolo. Un titán. Y un poco Quijote también.

Volvía yo una mañana dominical de un paseo en compañía de mi perrito de sesenta kilos cuando al pasar por debajo de la peña de la atalaya veo a un chaval a mitad de camino de la pared vertical posado en una cornisa. Parecía un buitre. Encogidico y muerto de miedo.

“¡¡¡¡¡Que que haces ahiiiiii!!!!”
“¡¡¡Que me he comprado un equipo para hacer rappel pero la cuerda solo tiene cuarenta metros!!!”

Bien, un tío listo y matemático. Una cuerda de cuarenta para un rappel de ochenta. Y cuando llegó al final, más vale que estaba el saliente, que si no…..

“¡¡¡¡No te preocupes, que mi amigo ha ido a buscar ayuda. Voy a coger un hierro, lo clavo aquí, suelto de arriba y engancho aquí abajo y bajo abajo. Ya verás qué biennnn!!!!”

Mira, un sudor frío me recorrió la espalda

“¡¡¡Haz el puto favor de estarte quieto y no hagas indiadas, tontolaba, que aun vamos a tener un disgusto!!!¡¡¡ Tu quietico que ahora vuelvo!!!”

Voy a casa, cojo el equipo de escalada, sesenta metros de soga y vuelvo. Y me encuentro con mis compañeros de la DYA.

“¿Qué vas a hacer?”
“Bajar a ese melón”
“No jodas ¿sabes tú de esto?”
“Tío, soy el mejor”

Me cargué los arreos, subí a la atalaya, me puse el arnés, me enganché a la cuerda del chico y en dos saltos bajé hasta donde estaba el chaval. Empalmé mi soga y bajó el primero y yo después, haciendo todo el teatro que pude.

Y ahí acabó la jornada amigüitos, de ser un puto vago roncador a ser el héroe que salvó la vida a un chico. Que aplausos. Que aclamaciones. Que abrazos. Que besos. Qué bien

Una vez, fui un héroe

2 comentarios:

  1. Jesus no has hecho dos largos en rappel en tu puta vida

    ResponderEliminar
  2. ¿Que no he hecho rappel? ¿Que no he hecho rappel? Yo fui quien trajo el rappel a España

    ResponderEliminar