Pues sí, una
vez, fui un héroe
Que sí, que sí;
aunque no os lo creáis, una vez lo fui
Con veintisiete
años me planté en la edad tope para ir a la mili, y como ni tenía ganas, ni
tiempo ni me lo creía decidí hacerme objetor de conciencia. Eran los primeros
años de la objeción y el vacío legal era considerable.
Nos juntamos un
buen montón de jóvenes españoles en esa situación y a papá estado se le planteó
el problema de qué hacer con semejante caterva de desqueaceraos. Papá Estado, como
podía, nos iba buscando acomodo de tal forma que molestásemos lo menos posible,
hiciésemos poco ruido y no diéramos la murga.
Y a servidor le
tocó hacer la mili en la DYA de Peralta. Sí señor.
Vaya por delante
que allí conocí a un montón de gente estupenda, la mayor parte bastante más
joven que yo y unos pocos de más edad, pero todo gente muy implicada y
solidaria. A raíz de hacer la prestación siempre defendí la labor de estos
jóvenes, como perdían de su sueño por la noche
y de sus horas de trabajo por prestar un servicio desinteresado a la
comunidad.
Cuando oía a los
de siempre del pueblo las lindezas de “que son unos chulos” o “que cojones se
han pensado todo el día con las sirenas” me ponía malo. Y también os digo que
una noche tuvimos que ir a prestar un servicio a casa de una de estas personas bocachancla
y no cabía en sí de vergüenza. No me extraña.
Como os digo,
buena gente y solidaria.
¿Mi misión?
Importantísima. Encargado de RT en el SAC. O sea, encargado de
Radiotransmisiones en el Servicio Adelantado de Combate. Vamos, coger el
teléfono. Ese era mi cometido. Yo iba a las diez de la noche, me acostaba y del
112 si ocurría algo me llamaban. Yo llamaba al conductor de la ambulancia y
allí acababa mi complicada y penosa misión. Evidentemente no acababa ahí, una
vez despierto yo no tenía estómago de mandar al de la ambulancia a buscar un
copiloto, me montaba yo en la ambulancia y lo acompañaba. Y en las fiestas de
los pueblos anda que no me he chupado encierros. Pero es que veía el trabajo de
estos jovencitos y lo que menos que podía hacer era echar una mano.
Aún así yo era,
y era verdad, el zángano de la DYA. Y lo era. Al lado de los otros
voluntarios, era eso, un jodido vago.
Pero de repente,
el destino se cruzó en mi camino y fui el héroe. Un ídolo. Un titán. Y un poco
Quijote también.
Volvía yo una
mañana dominical de un paseo en compañía de mi perrito de sesenta kilos cuando
al pasar por debajo de la peña de la atalaya veo a un chaval a mitad de camino
de la pared vertical posado en una cornisa. Parecía un buitre. Encogidico y
muerto de miedo.
“¡¡¡¡¡Que que
haces ahiiiiii!!!!”
“¡¡¡Que me he comprado un equipo para hacer rappel
pero la cuerda solo tiene cuarenta metros!!!”
Bien, un tío listo y matemático. Una cuerda de
cuarenta para un rappel de ochenta. Y cuando llegó al final, más vale que
estaba el saliente, que si no…..
“¡¡¡¡No te preocupes, que mi amigo ha ido a buscar
ayuda. Voy a coger un hierro, lo clavo aquí, suelto de arriba y engancho aquí
abajo y bajo abajo. Ya verás qué biennnn!!!!”
Mira, un sudor frío me recorrió la espalda
“¡¡¡Haz el puto favor de estarte quieto y no hagas
indiadas, tontolaba, que aun vamos a tener un disgusto!!!¡¡¡ Tu quietico que
ahora vuelvo!!!”
Voy a casa, cojo el equipo de escalada, sesenta
metros de soga y vuelvo. Y me encuentro con mis compañeros de la DYA.
“¿Qué vas a hacer?”
“Bajar a ese melón”
“No jodas ¿sabes tú de esto?”
“Tío, soy el mejor”
Me cargué los arreos, subí a la atalaya, me puse el
arnés, me enganché a la cuerda del chico y en dos saltos bajé hasta donde
estaba el chaval. Empalmé mi soga y bajó el primero y yo después, haciendo todo
el teatro que pude.
Y ahí acabó la jornada amigüitos, de ser un puto
vago roncador a ser el héroe que salvó la vida a un chico. Que aplausos. Que
aclamaciones. Que abrazos. Que besos. Qué bien
Una vez, fui un héroe
Jesus no has hecho dos largos en rappel en tu puta vida
ResponderEliminar¿Que no he hecho rappel? ¿Que no he hecho rappel? Yo fui quien trajo el rappel a España
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