R.P. llega tarde
a su casa. Procura aprovechar la noche para salir y entrar de su magnífico
apartamento a orillas de lago Ticino en Suiza. Lo compró con el sueldo ganado ejerciendo
como afamado director de películas de culto.
En la civilizada
Europa toda la progresía cinematográfica babea cuando están en su presencia,
pero desde que se destapó el escándalo de los abusos es un apestado en Estados
Unidos. En el fondo, siempre ha sido un apestado, pero bajo otras premisas. Un
cerdo siempre huele mal. Un cerdo no tiene sentimientos, y R.P. tampoco. Pero
un cerdo no conoce la maldad y R.P. si. Por eso prefiere el anonimato que presta
a las caras el cambio de luz del día a la noche. Es el rato que emplea para dar
un paseo y recordar. Llega al portal en su elegante barrio. Le extraña ver una
vieja DKV aparcada entre los BMWs y mercedes de los vecinos. Bueno, algún
caprichoso piensa.
R.P. saca su
tarjeta de cierre encriptada a 1024 bits y abre la puerta blindada. Se siente defendido,
ha contratado la mejor seguridad para proteger su físico. Su psíquico está
tranquilo, no cree que haya hecho nada malo ni de lo que tenga que
arrepentirse. La maldad tiene esto, te ofrece un paraguas que te protege de tus
propios actos. Y R.P. ni se arrepiente ni cree que tenga que dar explicaciones.
Además R.P.
tiene otra ventaja, vive en Europa. Y en Europa todos los delitos tienen
prescripción. El suyo hace tiempo que lo hizo. Sus cuentas con las justicia las
ha saldado el tiempo. Veinte calendarios consumidos y borrón y cuenta nueva
Cierra los ojos
y recuerda los días que vivió de gloria. Cuando las jovencitas lo admiraban con
fervor gracias a su talento cinematográfico. Y cuando esa admiración pasó al
temor, luego al terror y luego al horror. Ese punto era el que le gustaba,
cuando les infundía terror. Recuerda…. Recuerda…. Y poco a poco un hilillo de
baba asoma por la comisura de su boca. Una baba espesa, como sus actos. Sigue
recordando con los ojos cerrados las noches en compañía de criaturas adolescentes
y poco a poco nota un comenzón en su entrepierna. Es la ventaja de no tener
conciencia. Empieza a manosearse…
“Buenas noches
Don R.P”
Un sorprendió y
asustado R.P. se gira. En el sillón del rincón, a la sombra de la luz que entra
por la farola, hay un hombre sentado. No ve su cara, está a oscuras.
“¿Cómo ha
entrado?”
“Es curioso que
no preguntes quién soy. El cómo te lo diré, cualquier artilugio hecho por un
hombre es susceptible de ser desmontado por otro. Y antes de que preguntes
ahora quién soy, me adelanto. Puedo ser el padre de todas las niñas de las que
abusaste. Y soy tu némesis”
“Salga ahora
mismo o llamo a la policía”
“Hazlo. Tú móvil
no funciona. Se llama inhibidor. Tu teléfono tampoco. Se llama alicate. Un
pequeño apaño en el ordenador que la controla ha hecho que tu puerta se haya
bloqueado cuando has cerrado. Y tus vecinos no te van a oír por obra y gracia
de la insonorización que tú mismo has colocado. Estamos solos en el mundo”
“¿Que te has creído?
Aún estoy en forma y practico krav maga. Ten cuidado conmigo”
Salazar sale de
las sombras y R.P. sonríe al verlo. Un campesino sucio, desaliñado, mal vestido,
con boina y con una alforja al hombro. Y encima maloliente. R.P. nota la peste
a varón dandy que emana. Le entra la risa. Hace mal en reírse.
“Vayaaaa, el tío
la vara. Como en la tele española. Y ha venido a castigarme con su varita”
“Esto no es la
tele R.P., es real. He matado a muchos hombres; y por desgracia me quedan
muchos por matar. Nunca me he ensañado con nadie, no merezca la pena. Siempre
han sido ajusticiamientos rápidos. Y siempre lo merecían. Pero para ti va a ser
diferente. Vas a sufrir”
El gañán saca de
la alforja una pistola taser eléctrica y dispara. Las púas se clavan en el
vientre de R.P.y 14.000 voltios recorren su cuerpo. Luego, la oscuridad
“Despierta majo”
R.P. recobra la
conciencia. Se ve reflejado en el espejo de lo que reconoce como su baño. Está
atado. Las manos a la espalda y los pies juntos. Apoyado con las ingles en el
borde de la bañera. Un listón de madera bajo su pecho impide que su cuerpo se
doble y su cabeza se sumerja en el agua que llena la bañera.
“Suéltame hijo
puta”
“Dentro de poco.
Dentro de poco retiraré ese listón bajo tu pecho y si no quieres ahogarte
tendrás que utilizar toda la potencia de tus músculos lumbares para evitar
ahogarte. Será largo, por que como tú bien dices aún estas en forma. Creo que
estarás bautizado, y si no, lo vas a estar. Vas a ser el protagonista principal
de tu nuevo film”
Pedro retira el
listón y R.P. se dobla y su cabeza se introduce en el agua. R.P. tira de lumbar
se endereza y saca la cabeza chorreando agua.
“Maldito cabrón.
Cuanto quieres”
Pedro vuelve a
colocar el listón
“Sólo tu vida.
Pero me das pena. No quiero que tu agonía se prolongue. Veo que eres un hombre
limpio. He encontrado 10 litros de lejía. Los voy a echar a la bañera. Tu
sufrimiento será más corto, pero a cambio, infinitamente más doloroso. Es
curioso el concepto de tiempo. Veinte años y perdonado. Yo no entiendo de
fechas ni de perdón. Ya estás bautizado R.P., ahora da por recibida tu extrema
unción”
Pedro tira la
lejía la a bañera, coge de los pelos de la nuca a R.P. y despaaaaacio retira el
listón. Suelta los pelos poco a poco y deja a R.P. sujetándose a pulso con las
lumbares y con los ojos desorbitados de miedo. Los mocos cuelgan de su nariz, resbalan
por sus labios y juntándose con la baba gotean a la bañera.
Pedro lo mira
por última vez y piensa
“Todos iguales.
Unos babosos”
Desbloquea la
puerta y sale. Se monta en su DKV y desaparece.
A los tres días
la policía tiene que recurrir a demoler la puerta. Encuentran el cuerpo de R.P.
con el cráneo sumergido en la disolución de agua y lejía. Los maderos son gente
dura, pero jamás habían visto un cadáver como el que están contemplando.
Comentan entre ellos
“Tuvo que ser
horrible”
“Como lo fueron sus
actos”
NEMESIS
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