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Música

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lunes, 12 de noviembre de 2018

Capítulo ducentésimo cuadragésimo octavo: "Averquientiene mas güevos"

Música de hoy, vamos con cosas épicas que el tema lo requiere. El grupo "Épica", con la estupenda voz de Simone Simmons. "Edge of the blade"





Mirad que estupenda foto del Manambolo; está hecha al atardecer desde un fantástico mirador, tras diez horas de todoterreno por un camino de cabras. Digo lo de estupenda por que la he hecho yo y es mía; una foto es como un hijo, como no lo vas a querer aunque sea feo y bobo. Fijáos en los meandros que hace el río y en la planitud de la llanura de inundación que recoje. Pues ahí nos pegamos cinco días rema que te rema.

Este río es de lo mas curioso, como todo en Madagascar. Prácticamente sin corriente, agua clara y limpia y muy pero que muy poco fondo. Además es un lecho arenoso y cuando estás en la orilla te parece estar en una playa del Cantábrico por el tamaño del grano de arena.

El hecho de tener tan poca corriente y ser de fondo arenoso implica que se forman a lo largo de todo el cauce muchas acumulaciones de arena. Y a veces hasta la piragua toca fondo, con lo que nuestro remero se tiene que bajar de la piragua y empujar con el agua a los tobillos. Cuando "encallábamos" yo me comunicaba con Helmsman de una forma muy correcta. La conversación era tan instruida y fluida como 

"Ehhhhhh". Y señalaba yo al agua del río
"Ehhhhhh". Me contestaba el señalando el fondo de la piragua o en su caso "Ehhhhhh", señalando al agua del río. En el primer caso su "Ehhhhhh" significaba "Estate quieto y no te muevas de ahí, que ya empujo yo" y en el segundo caso era "Haz el favor de bajar de la pirágua y ayúdame a empujar que hay poco fondo y hay para rato". Claro y diáfano.

Entonces yo constestaba

"Ahhhhh" y o me quedaba quieto ayudando con el remo empujando o me bajaba al río y tiraba de la proa de la canoa. La verdad es que mi malgache ha progresado mucho este viaje y Helmsman hablaba un correctísimo ribero de Navarra al término del mismo. Nada como el intercambio cultural en estos viajes

El caso es que un día el río ganó en profundidad. Digamos que ya cubría a la cintura, no mas. Y ese día ocurrió lo que ocurre siempre. Que las personas somos unos picones y a la mínima estamos compitiendo. Eso sí, empezaron ellos, nuestros remeros. Que tampoco es cuestión de obligar a nadie a hacer una carrera

Pues a media mañana del tercer día nuestros remeros empezaron a reírse entre ellos y a acelerar el ritmo de paleo. Estaba claro que en malgache se estaban diciendo lo de 

"No hay cojones"

Que es internacional en todos los idiomas. 

Y en pocos minutos nosotros, los blancos, nos sumamos a la carrera. Y ahí estuvimos durante un buen rato paleando como animales y echando las bofes en una carrera de ningún lado a ninguna parte a cien kilómetros de nada. Es que era para ver el espectáculo. Hasta conseguimos acompasar el paleo para avanzar mejor

¿Que quién ganó?

Pues la cosa estuvo reñida. La carrera se dio por concluida cuando llegaron los fondos arenosos a impedirnos seguir. Pero como habréis adivinado, el combinado navarro-malgache se alzó con la victoria. Es que no podía ser de otra manera. Y por otro lado también habréis adivinado que si no hubiera sido así, esta entrada JAMÁS se hubiera dado. Hubiera permanecido en el mas absoluto de los secretos

Pues menudo soy yo. Como para reconocer que no he ganado. Eso, lo último

Mirad otra vista del Manambolo en plena puesta de sol




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