Vistas de página en total

Música

Cada entrada tiene la suya. Si la quieres escuchar, aprieta el play (el triangulico) de dentro de la barra negra que encabeza la sosedad diaria

miércoles, 14 de mayo de 2014

1700 millones por el váter

¿Y ahora, quién da la cara o paga esto? ¿Os acordáis de los terremotos en la costa de Castellón de hace unos meses?

Os lo recuerdo. España, viendo su enorme dependencia energética, decide construir un depósito para almacenamiento de gas. Se supone que tenemos que garantizar un almacenamiento para seis meses. Vaya bombona, dicen los amigüitos mientras se rascan la cabeza. Pues no. Lo que se hace es volver a “inyectar” el gas en una zona del terreno capaz de absorberlo. O sea, un antiguo depósito gasífero o un “yacimiento fallido”. Luego, caso de hacer falta este gas, se “abre la espita” y se recupera. Fácil

Y se construye uno de estos depósitos enfrente del Grao de Castellón. Empieza el llenado y que casualidad, empiezan los terremotos en la zona. Pero salen los listos de la empresa y los responsables políticos de turno y recomiendan calma. Que no pasa nada, que es una casualidad. Esto me recordó uno de los tebeos que yo leía en mi reciente niñez. Trataba de unos alienígenas de chicle que invadían la tierra y el gran Superlópez lo evitaba. Una viñeta aparecía Superlopez recomendando calma. Era esta:



Más o menos este era el aspecto que mostraban los ínclitos responsables recomendando calma. Pero los terremotos aumentan y con esto el cabreo de la gente. Y los valencianos, que cuando les da el poniente son como son, empiezan a subir el tono. Total que se salen con la suya y se paran las inyecciones de gas hasta “que se clarifique la situación”.

Ahora hay un nuevo informe del Instituto Sismológico Nacional. Y claramente apunta a que el origen de los terremotos es la inyección de marras. Seísmos inducidos dicen.

Ahora los amigüitos nos preguntamos ¿Qué clase de pruebas o investigación han hecho los sismólogos? Y pensamos en complicados aparatos prestados por EEUU, en detectores de movimiento de placas, en sonares de barrido lateral, en radares de movimiento telúrico en el interior del manto. E incluso en detectores de cambio radioactivo en el núcleo más profundo de la tierra.

Cosas complicadas. Pues no. Resulta que dicen los sismólogos que esto de los terremotos inducidos es más viejo que la playa, que se sabe desde hace más de un siglo, que ya lo habían dicho y no les habían hecho caso y que los dejen en paz. O sea, que se sabía. Por otro lado empresa se apoya en otro estudio que dice lo mismo, pero que dice que “los movimiento sísmicos se irán atenuando hasta que la zona se asiente”

A mí estas cosas me dan escalofríos en la espalda. Cuando alguien me dice “tú no te preocupes”, siempre busco algún árbol donde subirme o una pared para apoyar el culo. Por si acaso.

Un poco de historia. Todos conocemos el Ebro, el río que da nombre a nuestra península. Un río bastante caudaloso y que arrastra mucho sedimento. De este sedimento se creó el Delta del Ebro. Pues bien. Unas millas más adelante del borde de este delta se acaba la plataforma continental y se inicia una caída en el fondo marino de casi dos kilómetros. E imaginaos al Ebro, persistente, insistente y aragonés río, poquito a poco aportando sedimentos al lado de este barranco. Pues llega un momento en que los sedimentos no caben y “caen y ruedan” por el barranco y provoca un tsunami. Pues esto es lo que ocurrió hace 11.500 años enfrente de Benidorm. Y se originó un tsunami que arrasó toda la costa mediterránea y balear.

Claro, los seres humanos éramos pocos entonces. Imaginad la que se lía en nuestras fechas. Evidentemente esto es un fenómeno natural y aquí el hombre tiene poco que aportar. Pero si nos ponemos a “crear” terremotitos al lado de esta bomba en potencia, poca sensatez estamos mostrando. Y más si se sabe que esta técnica de inyección crea seísmos.

Si hay que hacer un almacén, habrá que hacerlo. Pero este no es el mejor sitio. Y más si vemos que al lado del Ebro está la central nuclear de Vandellós. Sí, sí, nuclear. Como la de Fuckushima, la que colapsó por efecto de…… un tsunami. Premio para el caballero.

Y todo esto nos va a costar 1.700 millones de euros de indemnización al propietario de la plataforma. Porque él dice, y con razón, que tiene todas la autorizaciones, permisos y estudios que se le requirieron. Y lo jodido es que es cierto. Pues nada, 1.700 entre 50 millones que somos tocamos a treinta y tantos euros por cabeza.

Y lo más triste es que se sabía. Todo. Lo de los seísmos inducidos, lo del delta del Ebro y lo de la nuclear de Vandellós.

Si es que dan ganas de llorar ver como somos en este país

Lo del delta del Ebro lo he extraído de un gran blog de ciencia e historia: “la pizarra de Yuri”. Os dejo el enlace. Dice lo mismo pero escrito mucho mejor que yo. Yuri es un maestro.


Y lo del castor


Hala, hasta mañana, sed buenos

No hay comentarios:

Publicar un comentario