Siempre que nos hablan de África en la tele es para y por lo mismo. Golpes de estado, violencia, críos desnutridos.... toda una serie de lindezas que hacen perder la fe en el ser humano. Pero no todo es tan desastroso como os lo cuentan
Hay un país que desde un principio funcionó y contra todo pronóstico
Si os pido que apostéis por un lugar en el mundo que no tiene costa, que está rodeado por desierto, que en el momento de su independencia tenía tan solo veinte kilómetros de carretera asfaltada y que contaba únicamente con tres médicos y veintidós universitarios..... me mandaríais a la mierda y apostarías por cualquier otra cosa
Pero habríais perdido.
En Botswana se dio la suerte de que esos veintidós universitarios, de la mano de unos pocos jefes tribales que estaban unidos entre ellos ya que su enemigo era común y del exterior, se echaron el país a la espalda y decidieron tirar contra viento y marea hacia adelante. Promulgaron leyes en las que la democracia, el respeto a los derechos humanos y, sobre todo, el dar voz y voto a las asambleas populares primaron sobre todo lo demás. Se apostó por la educación y por la sanidad y tomaron una curiosa política, no gastar más de lo que ingresaban primando como os digo esos dos temas.
De hecho, Botswana no tuvo ejército hasta casi los años ochenta. Si no había dinero para lapiceros, no había dinero para balas. Y siendo como eran un país pobre, nadie los quería invadir. Además se quitaron el peligro de algo tan común de lunes a domingo en África como son los golpes de estado.
Es cierto que en Botswana se descubrió las mayores minas de diamantes del mundo. Pero también lo es que ese despegue y esa política se había iniciado antes de este descubrimiento.Y el hecho de el mismo, no varió esa directriz
Ahora mismo Botswana es un país sin conflictos, sin un solo golpe de estado en toda su historia, con un pueblo participativo y en el que la educación y la sanidad llega a todo el mundo. Fue el primer país del mundo en pagar los tratamientos contra el VIH
Evidentemente no todo es perfecto. Pobreza, la hay; no hay miseria, eso sí. Pero hablar de Botswana en África es como hablar de Noruega en Europa.
Sólo hizo falta unos pocos con buenas intenciones. Nada más
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