Os presento a Osama Abdul Mohsen
Más conocido por ser el hombre al que una hijaputa zancadilleó para obtener una buena imagen. Y fueron aquellas imágenes las que dieron la vuelta al mundo y facilitaron de entrada al señor Osama primero a Europa y luego a España. De todas formas hace falta ser mala persona la fotógrafa esa para hacer lo que hizo
Pues bueno, resulta que se han pasado los ardores televisivos que ocasionaron aquellas imágenes y el señor Abdul está medio abandonado en España, olvidado del furor mediático. Así como ya nos hemos olvidado del niño que apareció muerto en las playas de Turquía y así como nos hemos olvidado de...... cientos de cosas.
Yo tengo mi teoría para esto. Que todo lo que vemos a través de la pantalla de televisión, por horrendo que parezca, se olvida; creemos que no es real. Es lo que has vivido en primera persona lo que permanece. Yo me he dado cuenta de que en mis viajes no necesito cámara fotográfica; si la llevo es por una cosa, fundamentalmente por poner verdes de envidia a mis amigos a la vuelta. Eso de "traer un recuerdo" es una tontería, el recuerdo lo traes en la memoria, no necesitas plasmarlo en un negativo o en bits de información.
El recuerdo que tengo de aquella frontera rumana con el guarda de fronteras con el fusil metido a través de la ventanilla del coche y con la bocacha del mismo apoyada en el pecho de aquel joven rumano nunca se me olvidará, y evidentemente no tengo foto del momento ese; ni falta que me hace. El recuerdo de una carretera a la entrada de la república Checa con un montón de mujeres buscándose la vida ejerciendo el oficio más viejo del mundo para los potentados de pasaban desde Alemania a follar, tampoco se me olvidará nunca. Y el recuerdo de entrar a un poblado en Tanzania y ver a madres de diecipocos años utilizando a sus bebés llenos de moscas para intentar sacarte un dolar de lágrima y pena tampoco. Esos recuerdos perduran
Hablamos de "acoger " y de más verbos, pero en realidad es un buenismo momentáneo el que nos invade a la mayoría cuando nos golpean las imágenes. Tras apagar la tele, se apaga el recuerdo. O lo vives en primera persona, o se olvida. Buenismo y cinismo, siempre existirán fronteras.
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