Mira que daba juego el bueno del abuelo. Voy a contaros una de él, aún a riesgo de que en la próxima primada de echen de la familia Balduz.
Un día volvió Benito del campo, de trabajar como se trabajaba antes, como los animales y a puro huevo. Era verano y Benito, como la mayoría, entre el trasiego y el sudor, padecía de rozaduras y escoceduras.
Pues eso, que llegó a casa y le apeteció asearse y refrescarse. Como buen hombre de entonces y de su casa, desconocía por completo donde se hallaban las cosas de casa. Eso era cosa de mujeres, eso de ordenar y de que cada elemento estuviera en su sitio.
Se ve que la Filo andaba liada en algo de la casa en el piso superior cuando Benito desde abajo le pidió la pomada para las escoceduras. Y la Filo desde arriba le gritó que estaba en el cajón de en medio. No sé que tiene ese dichoso cajón, y si no fijaos en vuestras casa, todo está en el cajón de en medio. Benito llamaba a la Filo "chica"
"CHICAAAAAA, ¿dónde está la pomadica para las escoceduraaaaaas?"
"DONDE VA A ESTAR, en el cajón de en medio"
Benito cogió el tubo y procedió a aplicarse una buena cantidad de cintura para abajo y en ambos lados del cuerpo, léase parte delantera y trasera.
Y al rato
"CHICAAAAAA, ¿que ostias de pomada es esta? que no se absorbe ni a la de tres"
La Filo ya dejó lo que estaba haciendo un poco harta. Y fue a ver que había hecho Benito
"Pero anda. Si es que no se te puede dejar hacer nada. ¿No ves que en vez de la pomada has cogido el tubo del betún blanco?"
Pues eso, medio tubo de betún blanco untado de cintura para abajo. Lo que ya no dice la historia es el tiempo y el como se hizo para deshacer el emplasto.
Daba mucho juego Benito
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