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lunes, 9 de septiembre de 2013

Capitulo octogésimo primero: “Como los reyes”



La verdad es que en esos viajes por África llegas a sentirte rico. Por el primer mundo la oferta hotelera es muy diversa. Tienes de todo. En África no. O vas a las pensiones que van los nativos o solo hay megahoteles. Y como no, te sientes rico cuando accedes a un sitio de estos, y más cuando cierras la puerta de la habitación y ves los precios escandalosos de la habitación que estás ocupando. Otra cosa es que tu agencia de viaje contrate el cuarto a precio de mayorista, pero si vas por tu cuenta y pretendes pernoctar en un resort de estos prepara la visa. 

Kenia es un país de extremos. O la riqueza más escandalosa o la miseria, sobre todo en los arrabales de Mombasa y Nairobi. A mí se me ocurrió dar una vuelta por uno de estos barrios y la verdad es que se te cae el alma a los pies. No voy a entrar en descripciones, si veis la película de “el jardinero fiel” ahí tenéis todo.

Como país de contrastes os doy un dato. Aproximadamente tiene un número de habitantes similar a España.
Yendo de viaje con la fragoneta me sorprendió que todas las carreteras estuvieran valladas. Pregunté a nuestro chófer y me lo explicó. La mayoría de las tierras cultivables son propiedad de compañías agrícolas extranjeras participadas por la clase gobernante keniata. El país se reserva unos metros a los lados de la carretera. Una franja, como en España. Solo que en Kenia es más ancha. Así, a ojo, unos ochenta metros a cada lado. Y ahí empiezan las vallas de terreno privado cultivable. Y es esa triste franja de terreno donde los nativos cultivan sus huertecitos para subsistir. Y lo consiguen. Imaginaos lo feraz que es la naturaleza en esa parte del mundo. Una franja de ciento sesenta metros a lo largo de la carretera da para que medio país subsista. Es increíblemente productiva la tierra en esa parte de África.

Y lo que os digo de los hoteles. La reserva de Samburu alberga uno de los sitios más lujosos que he visitado, el Sarova Sava. No es solo el lujo, en Indonesia los tienes aún más


Pero el que más me sorprendió fue le Treetops, en la reserva al lado del Monte Kenia. Es un hotel de los años treinta y literalmente construido en las cimas de los árboles. En principio fue un lugar de caza. Tú, conde de chorrapelada, llegabas al hotel con tu expedición. Cenabas como un señor y te acostabas en tu camita en tu habitación en lo alto del árbol. Debajo del hotel hay una charca y allí ponían sal.

Los animales por la noche se acercan a la charca, a beber y atraídos por la sal. Entonces tu negro sirviente te despertaba y te anunciaba que tu búfalo esperaba abajo. Te quitabas las legañas, cogías tu megarifle y en camisón y gorrito de dormir te dirigías a la terraza. Allí apuntabas, disparabas y abatías la pieza. Y tu negro sirviente te servía un té para celebrar tamaña hazaña.

Como lo oís. Y eso decían que era cazar.

Hay narraciones de mitades del siglo XIX que describen manadas de antílopes y ñus que parecían el mar. Se inició una caza brutal y estuvieron a punto de desaparecer. Afortunadamente entró un poco de cordura y poco a poco se están recuperando las grandes manadas.

África es grandiosa
 

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