El otro día os conté aquí la tragedia de Nazino y el cómo unos prisioneros fueron abandonados a su suerte en un sitio inhóspito del mundo. Pero no hace falta cruzarse la tierra para encontrar casos semejantes. En nuestra historia, y de esto hace doscientos años, tuvimos un caso similar
Guerra de la Independencia en España, todo el país ardía. Se luchaba en cada valle y en cada pueblo. Os sugiero que leáis la serie que Benito Pérez Galdós dedicó a esta parte de nuestra historia. Las batallas de Zaragoza y la toma de Gerona son algo sublime desde el punto de vista literario.
El general Castaños había infligido una soberana derrota a Dupont en Bailén, la primera que los ejércitos napoleónicos habían tenido. Las batallas por cualquier película podéis ver lo que eran. Preparación artillera a base RASSSKA BUMMMM y luego primero a fúsil y luego a bayoneta. ERan grandes movimientos de tropas que al final se saldaba con un montón de muertos, heridos y prisioneros. Con esto es con lo que Castaños se encontró al final de la batalla y con el dilema de ¿Ahora que hago yo con estos?
Los presos franceses fueron trasladados a Cádiz, a un penal improvisado en barcazas y pontones. De ahí, y fruto de la improvisación que nos caracteriza, pasaron a Mallorca. Claro, un montón de gabachos en una isla pequeña pronto empezaron los problemas con la población nativa. Así que para quitarse los problemas de encima los trasladaron a un islote en el que no hay mas que cuatro cabras, algún conejo y lagartos; la isla de Cabrera, hoy parque nacional
Allí se les dejó. Cada cuatro días se les mandaba un barco con suministros. Luego cada cinco. Luego a la semana,...... y poco a poco se fueron olvidando de ellos. La manutención de esos presos costaba cuatrocientos mil reales al mes, y las arcas nacionales no estaban muy boyantes.
Así que un día fue el último y no hubo más barcos. Estaban solos
Y ocurrió como en Nazino. La animalidad se impuso a la humanidad y empezaron las salvajadas. Imaginaos un islote pelado, sin posibilidad de ir a ningún sitio y sin agua ni alimento.
Esta barbaridad duró cinco años, y cinco años es mucho tiempo. Da para todo. Se formaron como tres sociedades. Unos, los robinsones, vivían en la costa y vivían de lo que daba el mar. Otros, lo locos y enfermos, eran obligados a vivir en el interior, y un pequeño tercer grupo, los más racionales, intentaron organizar la vida para no acabar de perder la humanidad. Se llegó a organizar un poblado y una granja de..... ratas para poder comer algo de carne
Algún herido fue traslado a Mallorca par ser atendido. Y tras recuperarse, volvía a Cabrera donde contaba a sus compañeros lo bien que lo habían cuidado. Estas historias servían para alimentar esperanzas y algunos de los presos se automutilaban buscando escapar de ese infierno.
Fueron cinco años de infierno. Entre el grupo de los locos se llegó a la coprofagia y al canibalismo, así como al asesinato para poder conseguir carne. De los doce mil prisioneros que pasaron por Cabrera, el gran penal, sobrevivieron tres mil.
Un monolito recuerda, para vergüenza de los españoles, esa barbaridad fruto del abandono a que se les sometió.
Cada pueblo tiene su Nazino.
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