Mira, para esto el idioma inglés es más preciso que el español. En inglés el bichejo ese que está ahí arriba se dice "locusts" y el suculento manjar que cuando te lo comes te hace sentir rico se dice "lobster". Sin embargo en el idioma de Cervantes solo hay una palabra para ambos que es langosta. Y no me digáis que tiene algo que ver el insecto ese que da la cencerrada las noches veraniegas con el rico crustáceo que ocupa un puesto de mérito en cualquier pescadería
Siempre os digo eso de que la ciencia es observación, apuntar y sacar tablas estadísticas. Ahí empieza todo, si quieres ser científico tienes que salir a la calle a mirar y chafardear. Sin embargo hay una parte de la ciencia que la puedes desarrollar por completo en el salón de casa y tú solo. Son las matemáticas. Para hacer matemática no necesitas salir al mundo, todo el cálculo y álgebra que se conoce se puede desarrollar como os digo en completo aislamiento
Pero resulta que o las matemáticas son una expresión de la naturaleza o la naturaleza habla utilizando las mates.
Hay un bonito libro que es "La soledad de los números primos", recomendable a tope. Ya sabéis que es un número primo, uno que solo es divisible por la unidad y por sí mismo. Vamos , son números bastante huraños y avinagrados que no gustan de compañía de ningún otro numeral. Son números primos 1,2,3,5,7,11,13,17...... y así hasta el infinito. Curioso el concepto ese de infinito...... pero que me voy por las ramas. Sigamos con los primicos y con la naturaleza
Las cigarras eligen sus ciclos reproductivos en base a números primos. Toma ya. Esto es, hay especies de cigarras que se reproducen cada siete años. Otras cada trece. Y otras cada diecisiete. ¿El por qué? Pues no se sabe. Parece que tiene que ver con el ciclo de los depredadores, para no coincidir con ellos y así asegurar mejor la existencia de la especie. Parece que los tiros van por ahí, pero no deja de ser curioso eso de que el apareamiento se de en ciclos que responden a número primo. Así es la naturaleza
Otra sucesión es la de Fibonacci, que es algo tan sencillo como sumar los dos anteriores para obtener el siguiente. Sería 1,2,3,5,8,13,21,44..... y así también hasta el infinito, que es bastante lejos. Pues esta sucesión se da en la reproducción de los conejos, en las semillas de las plantas, en la medida de las falanges de los dedos y hasta en la forma de los huracanes tropicales.
Si es que la naturaleza y las matemáticas van de la mano. Como la soberbia y la ignorancia, pero estas están en el otro lado
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