El otro día en la radio hablaban de esto de los partos accidentados, partos que ocurrieron en la carretera, en el avión, en un barco..... en lugares y situaciones insospechadas.
Lo que a continuación se narra me lo transmitió mi padre, con la socarronería que lo caracterizaba.
Resulta que mi abuela Irene tuvo diecisiete hijos. Vamos, que la buena mujer se pegó casi toda su vida fértil embarazada. Cosas de los años cuarenta y cincuenta, cuando no había canal plus ni ningún otro tipo de entretenimiento y cuando la calefacción en aquellas sábanas la tenía que procurar el ejercicio. Como os digo, diecisiete partos, que se dice pronto.
El último hijo fue mi tío Mari, y tuvo su enjundia
Pues estaba la Irene todo embarazada de Mari, ya en los momentos finales. Y como os digo, esto lo narró mi padre
"Allí estábamos todos los hermanos esperando a cenar en la cocina de casa. Y la Irene nos puso la cena en la mesa, a mi padre y al al resto de los hermanos. Tras esto, nos dijo que esperásemos, que iba a hacer algo. Se metió en su cuarto y al rato apareció con Mari. Claro, después de dieciséis hijs, la pobre tenía ya muchas holguras en el cuerpo y mucha costumbre"
Pues así fue el nacimiento de mi último tío. La Irene, tras poner la cena a esa cuadrilla de vándalos se metió en su cuarto y ella solica dio a luz. Lo que no me dijo mi padre es si aún después la pobre Irene recogió la mesa y fregó los platos. Que tampoco me hubiera extrañado
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