Ya conocéis el caso de Diego, el niño de once años que se suicidó desesperado por la vida que estaba viviendo, un acoso constante en su colegio. Es impresionante leer su carta de despedida, con una caligrafía moderna, de la de letras separadas, pero pulcra. Sin faltas de ortografía, con una correcta expresión y con cada tilde en su sitio. Es la carta de una personita de once años sin motivos para vivir.
No tengo hijos y no puedo imaginar el dolor de unos padres ante la pérdida de un hijo. Una vez casi me voy al otro barrio delante de mi padre, y os juro que no he visto cara de desesperación como la que aquel día vi. Los padres de Diego nunca volverán a ser los mismos. Preguntas, porqués, culpas, culpabilidades, dolor y mas dolor...... eso es lo que les espera a esa familia
Hablaban en la radio el otro día del acoso escolar, de los tres partícipes. Uno, evidentemente, la víctima. Otros, los torturadores. Y otros, los más importantes, los testigos que no hacen nada. Yo creo que la mayoría en nuestra niñez en algún momento hemos pertenecido a uno de esos grupos, en la radio decían que el más importante y decisivo era el tercero, que si los compañeros toman partido el acoso desaparece. Como todo en esta vida, los cómplices silenciosos tenemos mucha responsabilidad; en estos casos, la misma o mas que los acosadores, ladrones, defraudadores y maltratadores. El silencio es una forma de participar.
Es triste que haya que pagar precio por ser un poco diferente y que ese precio venga en forma de una moneda que es el desprecio y el mal trato. Cuando creces, la verdad es que todo te da un poco igual, pero en el caso de los niños que a toda costa buscan el integrarse en el grupo, ese desprecio puede degenerar en esto, en un suicidio. Ningún ningún niño quiere ser un friki, como ahora dicen los críos. Ninguno quiere estar aparte en el recreo y todos quieren ser aceptados. Pero siempre habrá uno que será el blanco de las burlas por ser "un poco distinto". Y los críos son eso, críos, pero los mayores creo que tenemos la responsabilidad de evitar estos casos que para eso somos "los mayores".
Nadie sabe lo que Diego habrá sufrido hasta que tomó la determinación de acabar con su vida. Ahora como siempre, unos días de tormenta mediática y luego sólo se acordarán de Diego sus familiares. Pobre familia
Os dejo la carta de Diego
Papá, mamá, estos 11 años que llevo
con vosotros han sido muy buenos y nunca los olvidaré como nunca os olvidaré a
vosotros.
Papá, tú me has enseñado a ser bueno y
a cumplir las promesas, además has jugado muchísimo conmigo.
Mamá, tú me has cuidado muchísimo y me
has llevado a muchos sitios.
Los dos solos sois increíbles pero
juntos sois los mejores padres del mundo
Tata, tú has aguantado muchas cosas
por mí y por papá, te estoy muy agradecido y te quiero mucho
Abuelo, tú siempre has sido muy
generoso conmigo y te has preocupado por mí. Te quiero mucho.
Lolo, tú me has ayudado mucho con mis
deberes y me has tratado bien. Te deseo
suerte y que puedas ver a Eli.
Os digo esto porque yo no aguanto
ir al colegio y no hay otra manera para
no ir. Por favor espero que algún día podáis odiarme un poquito menos.
Os
pido que no os separéis papá u mamá, sólo viéndoos juntos y
felices yo seré feliz.
Os echaré de menos y espero que un día
podamos volver a vernos en el cielo. Bueno, me despido para siempre.
Firmado
Diego. Ah, una cosa, espero que encuentres trabajo muy pronto Tata.
Diego
González
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