Oye, merece la pena ver la última película de Gonzalez Iñarritu, la de "El resucitado". Pero eso sí, recomiendo al sector masculino que vaya desparejado. Cero amor y bastante dura.
A lo que vamos, a otra película de este director, a la de "21 gramos" que la protagonizó Sean Penn, el que estuvo un tiempo liado con Charlize (y mira que se lo avisé, pero como quien oye llover). Esa película deja entrever que el peso del alma es ese, esa cifra de 21 gramos. Es curiosa esa obsesión por el "peso del alma", ya los egipcios creían que Anubis en una balanza pesaba las almas y las que tenía mayor peso que una pluma..... pues directamente al infierno egipcio.
¿Esto, de qué viene?
Pues de unos "sesudos estudios" realizados por un "científico" estadounidense de nombre Duncan MacDougall. No tuvo mejor entretenimiento y ocurrencia que dedicarse a pesar personas antes y justo después de morir. Y para su sorpresa descubrió que pesaban menos tras el fallecimiento, con lo que atribuyó este descenso al alma de la persona finada que había abandonado su mortal envoltura produciendo ese descenso. El procedimiento del señor Duncan era curioso; llevaba al paciente moribundo a la báscula e iba observando como hora a hora iba bajando el peso. Duncan lo atribuyó a la pérdida de agua por la respiración. Pero se sorprendió cuando de repente y tras la muerte, la báscula marcaba 21 gramos de menos. Repitió el experimento con perros, y sin embargo la bajada de peso no se produjo. En principio, parecía bastante riguroso el experimento y se publicaron en el New York Times en 1907, provocando la lógica expectación. Quedaba demostrada la existencia de alma en humano y la inexistencia en perrunos.
Ni qué decir que pronto se desmontó el argumento. Otro científico demostró que momentos tras la muerte y al dejar los pulmones de mover aire, se produce un pequeño aumento de la temperatura corporal, suficiente para hacer perder esos 21 gramos por sudoración. Y con el tema de por qué lo perros no pierden ese peso...... pues por que los perros no sudan.
Aún así a fecha de hoy sigue vigente en algunos sectores religiosos la creencia de que el alma pesa 21 gramos.
Esto es lo que ocurre cuando la ciencia deja de ser rigurosa y lo que se hace es tratar de demostrar que los hechos corroboran una idea preconcebida, en vez de concebir ideas tras el estudio de los hechos. La falsa ciencia es lo que tiene
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