Música de hoy, Elvis. El rey
Ya os conté hace tiempo nuestra gloriosa y cicatera (o sea, pesetera) entrada en Las Vegas, aparcando la fragoneta entre los ferraris y rolls royces en el Gran Hotel Luxor. Y como tras comprobar los precios salimos acelerando y acabamos en el hotel "El conejito sonriente" que tenía unos precios, dejémoslo en mas....., apañados
Ya os conté hace tiempo nuestra gloriosa y cicatera (o sea, pesetera) entrada en Las Vegas, aparcando la fragoneta entre los ferraris y rolls royces en el Gran Hotel Luxor. Y como tras comprobar los precios salimos acelerando y acabamos en el hotel "El conejito sonriente" que tenía unos precios, dejémoslo en mas....., apañados
Pues eso, que en ese viaje aunque no íbamos de ratas peludas, tampoco íbamos dilapidando nuestra fortuna.
La verdad es que Las Vegas merece la pena conocerlo. Es algo totalmente distinto y único en el mundo. Una ciudad que es todo visssio y corrussssión. Llena de luces a todas horas del día y de la noche. Y todo en torno al juego, las drogas y el puterío. Vamos, el paraíso en la tierra para los crápulas sin control
Pero nosotros éramos, y somos, gente con control. Me puedo preciar que sólo jugué 10$ a la ruleta. La verdad es que el juego no me atrae nada. Pero a dos de los amigüitos que venían les gusta el juego más que a Bin Laden un Boeing. Y en uno de los casinos, de los de segunda categoría picaron una noche.
Antes de seguir hay que decir que hay varios tipos de casinos y todo va en consonancia. El Mandalay, por ejemplo, es de primera. Y es de primera todo. Las tías, los tíos, la comida, la bebida, la música, el ambiente.... todo de primera. Los hay de segunda, en los que a mí me resultó patético ver a señoras de más de sesenta años entradas en carnes y pellejos vestidas de conejitas playboy o de colegialas haciendo las labores de camareras. Como os digo, patético
Pues en eso estábamos, en un casino de segunda. Y esa noche tuvieron la suerte de cara y ganaron creo que en torno a los 250 o 300$. Era para verlos, exultantes de alegría por aquella avenida volviendo a la madriguera del "Conejito sonriente" y haciéndose sus cábalas lecheriles
"Mañana venimos y apostamos otra vez, y cuando ganemos mil dólares cambiamos de casino y nos vamos al Mandalay, que allí admiten mayores apuestas. Y con lo que saquemos nos pagamos el viaje, y con lo que nos sobre....."
Ya fuimos al casino, ya. Era para verlos media hora después después de haber perdido lo ganado el día anterior mas otro bolico de $$$$. Más serios que un plato de alubias sin componer. Me recordaron esa viñeta de los tebeos con el tío desnudo y metido en un barril. Que caras.
Pero de verdad, merece la pena conocer las vegas
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