El otro día diez fue el Día Internacional de la Niña y con motivo de ello la organización puso una leona azul, que por cierto me pareció muy bonita, al lado de uno de los leones del Congreso para visibilizar los problemas que tienen las niñas. Hizo esto dado que "los símbolos y emblemas son importantes para que las niñas y la igualdad sean reconocidas". Es evidente que si no se visibiliza el problema difícilmente se va a solucionar. El tema aquí es el de siempre, el de la escala de medir dicho problema, dado que normalmente esa escala es personal y evidentemente no tiene que coincidir con el de otras personas. Vamos, que cada cual damos a los problemas la importancia que nos merecen
Lo que ocurre que sinceramente creo que esa forma de dar visibilidad a ese problema no es la mas correcta. Simplemente por el hecho de que una de esas dos estatuas ya es de una leona.
Os voy a contar la historia de Atalanta e Hipómenes. Una historia de la mitología griega que como todo en esa mitología, acaba mal. Así era la biblia griega, un compendio de putadas y jugarretas entre dioses y humanos. Ya lo reflejó el insuperable historietista Jan en uno de sus tebeos de Superlópez y así era
Pues bueno, a lo que vamos
Resulta que Atalanta e Hipómenes eran una chica y un chico griego respectivamente. Ambos hijos de buena familia y con educación y, por lo que cuenta la mitología, ambos eran una monada. Total que pasada la adolescencia y llegada la juventud se conocieron y se enamoraron. Y se dedicaron al noble deporte de yacer juntitos a todas horas.
Aquello debía ser un sin vivir. A todas horas practicando la coyunda y en cualquier lugar. Se ve que eran mas ardientes que un saco lleno de pasas ambos.
Y folla que te folla fueron probando diferentes lugares. Que si en la cocina de la casa de él, que si en el pipero de ella, que si en la orilla del río, que si en el cine...... vamos, un no parar.
Hasta que no tuvieron mejor idea que pretender practicar el arte amatorio en el mismo templo de la diosa Cibeles. Y se ve que esto ya fue demasiado para la victoriana Cibeles. A ver que va a ser esto de venir a refocilarse en mi templo, pardiez
Y tomo cumplida venganza. Joder que si la tomó
Transformó a la bella pareja en una leona y un león. Y los unció a su carro, al carro de la diosa Cibeles. Y encima, por si no hubiera sido bastante el castigo griego, condenó a la pareja a no volver a mirarse en toda la eternidad
Pues por eso los leones del congreso no se miran. Y por eso, si os fijáis, una de las dos estatuas no tiene testículos; por que esa efigie corresponde a Atalanta, la bella chica. Y por cierto, que si veis la estatua de la Diosa Cibeles en Madrid, donde van los seguidores del Madrid a festejar sus triunfos, su carro también está tirado por león y leona que.... tampoco se miran.
Ya hubo un movimiento hace años en el que un escultor se ofreció a "ponerle los testículos al león de las cortes que estaba sin ellos". Y ya entonces se explicó esta cruel historia
O sea, que una de las estatuas es de una leona. Una leona..... con pelo. Que haberlas, haylas. En el Delta del Okavango hay leonas con melena. Y a la inversa también. En Samburu, un parque nacional keniata yo vi leones sin melena. Cosa que en ese lugar hace musho caló.
O sea que tenemos leonas con melena, leones sin ella, y leon y leona en el congreso. Es la historia
Y no voy a acabar sin contar la historia de la chica, de Atalanta. Pues resulta que el padre de Atalanta solo quería descendencia masculina. Y cuando nació Atalanta el ogro de su padre, contrariado, la abandonó en el bosque. Y se hizo cargo de la cría de la niña nada mas y nada menos que..... una osa. Y Atalanta aprendió de la osa todo. Era una mujer fuerte y corajuda, autosuficiente y muy valiente.
Pues eso. Que no está mal como representación femenina. Una leona que se valía por sí misma y que no necesitaba de nadie
Y lo de siempre. Ya se quedó ancha la Cibeles esa. De acuerdo que no estuvo correcto que los jóvenes descargaran su ardor en el portal de su casa, pero de ahí a condenarlos a eso...... pues se le fue el metro a la Cibeles esa
Esta es la historia de Atalante e Hipómenes. Una historia de las que acaban mal.
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