Una vez una persona me dijo algo que me hizo pensar
"Solo envidio a las personas que duermen bien"
Alguna vez me viene a la cabeza esa frase. Pensad en ella amigüitos, las personas que duermen bien es por que están bien y no tienen preocupación alguna. Pues en ese viaje que hicimos a esa isla para el tercer día servidor dormía a pierna suelta. Cierto es que yo era el primero del grupo que se levantaba, quizá por que era el que menos tiempo dedicaba a la higiene personal, pero es que dormía como un bebé sin cólicos. Joder que tranquilidad
Tras la travesía por el Pangalán el tour pasaba por la Isla de Saint Marie, la de los piratas que os conté el otro día. Esa isla es en sí un gran resort en el que convives desde tu hotelazo con la población local. Un auténtico paraíso natural, pero encima "sin problemas". La verdad es que servidor no es de vacaciones en complejos de esos; no he estado en el Caribe. Sí que en Senegal recaímos en uno de ellos, en Saly, pero me gustó mas Saint Marie. Simplemente por que la población local pasa de ti ampliamente, no como en Senegal que era un puto agobio andar por la calle dado que todo el mundo te intentaba vender de todo.
Ya os conté una vez eso que yo denomino "efecto frontera" y que no es ni mas ni menos que como cambia tu estatus económico en función del país donde estás. En un viaje que hicimos hace muchos años pasamos de pobres a ricos, a pobres, a ricos ricos, a pobres pobres, a pobres y a casa. El viaje pasó por Alemania, Chequia, Austria, Hungría, Suiza, Francia y casa.
Pues en Madagascar este "efecto frontera" está amplificado. Es cierto que el viaje no es barato, pero estar allá a papo de rey pues es..... dejémoslo en fácil. En Saint Marie, simplemente me sentí rico. Puede que os parezca que esté feo decirlo, pero es que es así. Salir de tu bungalow y directamente pisar la arena de la playa es que no tiene precio. La foto de arriba es desde mi casa ese día
Un malgache pescando al lado
Tuvimos un par de "días libres" en la isla en el cual cada cual fuimos a nuestro aire. Esa mañana madrugué y la dediqué a visitar la ciudad de la isla y a darle a gusto al disparador de la cámara; la verdad es que aquello era un guirigay de colores y sonido que para qué. Decidí ir a comer al norte de la isla a una zona que llaman "las piscinas naturales". Así que me alquilé un motocarro de esos (con conductor, of course, que allá no hay europeo que conduzca) y tras una de brincos en la moto esa llegué a las "piscinas naturales"
Los que me encontré fue esto
Hay un pequeño poblado malgache que han hecho su forma de vida el cuidar y limpiar el lugar. Cobran una pequeña entrada y uno de ellos te acompaña contándote la historia del lugar. Tiene sus normas en cuanto a la visita y a bañarse en las "piscinas naturales", que son unas pequeñas lagunas al lado del mar y separadas de este por una barrera de rocas. Al romper el mar contra las rocas el agua se cuela en las lagunas. Es un espectáculo muy bonito de ver
Han construido unos bungalows donde se puede pasar la noche. Es un sitio precioso y como todo lo malgache, un derroche de imaginación en cuanto a la decoración del lugar. Parece mentira lo que se puede hacer con botellas puestas con el culo hacia arriba, cubiertas de neumático o llantas viejas de automóvil. Con esas tres cosas, imaginación y gusto tenían el lugar que daba gusto verlo. Y limpio como una patena. Ya querríamos nuestras playas en ese estado de conservación
Otra panorámica de las piscinas
Y llegó el momento en el que me sentí rico. Pero rico, rico. Mirad donde me pusieron para comer
Me metí entre pecho y espalda un pulpo a la brasa
que daba gusto. Supongo que el sitio ayudaba
Esto no se paga con dinero
Ya de vuelta a lo que era mi casa ese día dediqué el resto de la tarde a nadar un rato en el mar. Y al atardecer me dio la vena creativa en cuanto a la fotografía. Soy un pésimo fotógrafo, pero el lugar ayudaba hasta a un cafre como yo
Chulo el sitio ¿A que sí?
Bueno, no suelo salir yo en las photos, pero aquí estoy en mi mismidad
¿A que parezco rico?
Dormir bien y una comida en un sitio como ese y no me cambio ni por el dueño de Zara. Bueno, es un decir.
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