Vamos con himno nacional de Madagascar. Cantando a capela y como pueden. Como todo en este divertido país
Me toca hacerme un poco el pedante, pero el otro día los conté y llevo cuarenta y siete países visitados. Síííí,...... he estado en Liechtenstein, en Andorra y en Mónaco y los cuento como tres, pero que queréis que os diga, si tienen representación en la ONU son países ¿O no?. Por otra parte "he pasado" por Dinamarca y por Bélgica y esos "no los cuento". O sea que en paz
Cuando comienzas tu etapa viajera en tu vida vas con los ojos como platos, absorviéndolo todo y con la necesidad imperiosa de "vamosavertodoloquehayaporver". Así son los primeros viajes, sorpresa tras sorpresa y más en la época en la que servidor empezó a viajar, época en la que no había ni google map ni google view ni googlegoogle ni nada de nada. Salir a conocer un país era siempre el mismo ritual; ir a una librería a comprar una guía y cuando estabas allá ir de oficina de turismo a oficina de turismo a "verquehabíaquever". Y el final de cada día de esa época era volver al hotel-camping-pensión agotado y baldado. Y vuelves a casa planeando el siguiente viaje
Luego, con varios viajes ya en tu bolsa de viaje, empieza una segunda fase en la que siempre comparas lo que estás viendo con lo que has visto. Esto me han demostrado los años que es un error y es injusto. Y malo para ti, esto supone dejar de disfrutar de lo que el momento te ofrece. O sea que en la vida de un viajero hay primero dos etapas. La de las sorpresas y la de las comparaciones.
Luego llega una tercera. La del hastío. Ya te crees que has viajado mucho y te empiezas a cansar y a aburrir. Ojo, que en el momento del viaje te lo estas pasando bien, eso es así. Pero al ir finalizando el viaje casi como tienes ganas de volver a tu casa. Las fotos se quedan en la tarjeta de memoria un par de semanas. Y casi ni cuentas lo que has visto. Simplemente, estas cansado. Y no piensas en el siguiente viaje. Viajas casi "por costumbre", por que "toca el viaje anual".
Ya vamos por tres etapas; sorpresas, comparaciones y hastío
Este viaje a Madagascar para mí ha supuesto el paso a la cuarta etapa, que llamo redención. Simplemente ha sido volver al principio del ciclo, al primer punto, al de la sorpresa. He disfrutado de este viaje como el primero que hice, aquel que con un amigo nos largamos hasta Grecia a lomos de una BMW. Ha sido la vuelta a la sorpresa
Todos los países del tercer mundo que he visitado tienen algo en común. Tú, el turista, eres una cartera con patas de la que todo el mundo tiene derecho a tirar. Senegal, Marruecos, Egipto, Nepal,...... todos tienen eso en común. El turista es un ser que obligatoriamente tiene que ser agobiado con el "comprame comprame comprame.....", un ser al que hay que molestar hasta que por cansancio te compre una camiseta, una pulsera o cualquier otro trasto. El turista es eso, algo que está en la calle para que saques lo que puedas de él. Y me parece lógico y legítimo, es su país y ellos se están buscando la vida.
Pero en Madagascar el malgache, gentilicio del país, directamente pasa de ti. El malgache mira al turista como quien mira a un bicho raro. Nos observan mientras hacemos nuestras cosas. Nos miran con cara rara cuando iniciamos un trekking pensando algo así como "a donde irá este con el calor que hace" y cuando nos ven llegar al finalizar la etapa piensan algo así como "de donde vendrá este con el calor que hace"
Los malgaches son personas cuya mayor ocupación a lo largo del día es estar contentos y ver pasar el tiempo. Ojo, que son currelas como ellos solos (ellos y ellas). Son gente dura y trabajadora, pero a la vez que curran hacen eso, estar contentos y pasar el tiempo. No se si es el vivir en esa isla, pero es que son totalmente diferentes del paisanaje que te puedes encontrar en cualquier otro lugar del mundo. De verdad, las únicas personas que desde mi punto de vista que pueden presumir de tener un "hecho diferencial" son los malgaches.
Algo tengo que agradecer a este país. Me ha hecho recuperar el interés por viajar. Como os digo, ha sido un volver a sentir interés por viajar y conocer. Al poco de volver a casa me sorprendí a mí mismo buscando en google maps el curso del río Manambolo o el macizo del Makay. He mirado poco y no voy a mirar mas. Por que quiero que cualquiera de esos dos destinos me vuelva a sorprender.
Las dos palabras que encabezan esta entrada son SALAMA VAZAHA que quiere decir "HOLA BLANCO". Son las palabras que todo malgache que te cruzas por la carretera, el camino, el pasillo o en el tren te dice. Y te lo dice con ganas, eres el bicho raro y se alegran de verte.
Madagascar, por desgracia, tiene poco turismo y es la gran desconocida. Es un país que merece ser conocido y visitado. Eso sí, si te da igual cansarte, apartar los bichos de las mantas, saber que hay peste y malaria y armarte de paciencia sabiendo que 270 km de autobús son ocho horas de estar con el culo en el asiento. Digo por desgracia por que para "ellos" el turismo sería una buena fuente de ingresos
Hasta este, de todos los viajes que en los últimos diez años he hecho al finalizar en el aeropuerto simplemente "me volvía, me montaba en el avión y me iba". De este reconozco que al despedirme de los guías y del país se me hizo un nudo en la garganta. No me apetecía irme, para nada.
Si ya tenéis callo viajero, os recomiendo encarecidamente este viaje. Es incómodo, eso sí, pero es inolvidable
Os dejo fotos de malgaches diciendo SALAMA VAZAHA
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