Pues eso, que una vez me tocó cumplir con la comunidad y ofrecer mi cuerpo y mi mente en un proceso electoral, momento democrático allá donde los haya. Fue en unas elecciones municipales.
Me enteré por la prensa, como un corrupto cualquiera. Total que una mañana, a las siete, procedo a abrir al periódico que diligentemente me han dejado en la puerta. Me siento a desayunar mientras voy pasando páginas y llego a un suplemento en el que aparecían el nombre de las personas designadas a tal función
"A ver quien pringa"
Y los crispis casi se me van por otro sitio al ver mi nombre y dos apellidos. La verdad es que Jesús Osés estamos unos cuantos, pero ya con el segundo solo servidor. Procedía a recorrer todo el santoral desde San Aarón hasta San Zygmut sin dejarme ni uno
"Jodeeerrrr...... ya me han jodido el fin de semana. Todo el domingo ahí encerrado para esa mierda de......." Y otro montón de lindezas
Pero bueno, si hay que ir, pues se va. Así que el sábado víspera de la jornada electoral me quedé en casita y me fui pronto a la cama. Hay que estar a las ocho en la puerta del colegio electoral y hay que cumplir. Así que vamos a hacer las cosas bien.
Me presento a las ocho. A las ocho y pocos segundos empiezan a caer los funcionarios municipales responsables de que eso funcionara. Y poco a poco el resto de partícipes en tan democrático acto. En mi mesa pronto aparecieron otros dos vecinos que me iban a acompañar el resto del día. Bueno, la cosa funcionaba
El secretario del ayuntamiento procedió a leer los nombres. Y en un momento dado pronunció uno, que le tocaba de vocal de mesa. Un nombre y dos apellidos que inequívocamente eran propiedad de un señor de allende los mares. Y el citado no aparecía. El secretario vuelve a leer el nombre. Y una señora se dirige al secre
"Es que está malito. No va a poder venir. Este es el justificante que me ha dado el doctor"
El secre coge el papel. Se le cambia el color. Color de cabreo
"A ver, un poco de seriedad señora. Esto es una receta de ibuprofeno y de hace dos meses. No pretenda tomarme el pelo"
Detrás de mí estaba una pareja de guardias civiles. Y oigo como uno murmura al otro
"Oye, pero ese nombre y esos apellidos ¿No son los de uno de los que se han metido en la pelea esa que hemos tenido que intervenir esta noche?"
El otro guardia asintió levemente en silencio
"Joder que peña" Volvió a decir el primero y ya se callaron
Bueno, pues que al suplente le tocó formar mesa. Y con una cara de cabreo y de circunstancias que para qué.
Pues pasé el día tan a gusto. La gente muy educada, la típica anécdota de alguna persona mayor que te enseña el voto "a ver si estaba bien", el típico despistado que todos los años (según decían los interventores de los partidos) venía con el mismo despiste y sin carnet, el desconfiado...... la verdad es que se puede hacer un estudio sociológico en profundidad desde una mesa electoral.
Eso sí, la mala leche que llevo dentro me salió a flote a la hora del recuento. Según se iba contando e iban cogiendo altura los diferentes montones, empezaban los murmullos, luegos susurros, luego voz y luego voces altas. Pedí silencio educadamente la primera vez. La segunda sin educación y recalcando
"Como sigan ustedes hablando, mando desalojar el colegio electoral y nos quedamos los interventores y nosotros. Así que ustedes mismos."
Es que ese día, el presidente de la mesa es la máxima autoridad en el lugar. Manda mucho. El que más.
Y como os digo, no es mala experiencia esa de formar parte de una mesa; yo, por lo menos, me lo pasé bien
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