Mirad que cosa tan apetitosa
Poco después de la crisis de Islandia, Mcdonalds cerró la única hamburguesería que tenía en ese país y los pobres islandeses vieron menguada su dieta, teniendo que reforzar su alimentación con el sabroso bacalado. Un islandés, el señor Smarason compró un Mcmenú y se lo llevó a su casa para degustar tan sabroso alimento. Pero el hombre llegó a su casa, dejó en un armario esa delicatessen y se olvidó de ella. Tres años después, haciendo limpieza (hace falta ser marrano) su vida se volvió a cruzar con la hamburguesa que estaba..... incorrupta. El pan un poco reseco, eso sí, pero ni trazas de podredumbre o corruptela ni en las chips ni en la carne. Como el primer día.
Total que nuestro buen islandés donó tamaño descubrimiento a un hotel de Reykjavik y allí está expuesta. Cuenta la leyenda que hasta algún turista ha tenido la osadía de comerse alguna patatica frita.
Reconozco que en mis viajes, sobre todo si son urbanitas, de vez en cuando recurro a Mcdonalds. En todos los sitios del mundo el menú sabe igual, es barato y en un cuarto de hora te has alimentado (que no nutrido) y sigues la jornada. Si te sientas como mandan los cánones, no menos de dos horas tienes que emplear.
La verdad es que después de ver la hamburguesa incorrupta creo que me lo pensaré la próxima vez. O bueno, puede ser como en el chiste ese del gusano en el vino, que tras hacer el experimento la esposa y mostrarle el resultado a su vinatero esposo este respondió airosamente
"Ves, yo nunca criaré gusanos en mi cuerpo"
Que coño le meterán a la carne para que aguante tres años sin pudrirse
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