Muchas veces os he contado cosas de científicos conocidos y otros menos. Y siempre os digo que la ciencia es eso, observación y prueba y error. Si no eres capaz de probar, nunca serás un científico
Yo en mi mocedad, bueno no, en mi niñez, fui científico hasta que la vida me apartó de ese camino, por el bien de la humanidad creo. Os lo cuento
Disponíamos los de mi edad de unos juguetes que no tienen nada que ver con lo actual. Mecanos, juegos de química, arquitecturas..... y juegos de montajes eléctricos. Yo tenía uno, el modelo grande.
Allí estaba yo, un domingo por la tarde con un flamante montaje eléctrico compuesto de varias bombillas montadas en serie y en paralelo, con profusión de interruptores, cableados timbres y zumbadores. Era el mayor montaje que había hecho hasta la fecha. Me dispuse a probar su funcionamiento y, horror, los hados confabulados contra mi incipiente afición científica habían dispuesto que la pila de petaca que alimentaba mi magnífico montaje estuviera descargada.
Yo, con mis pocos años, no me dejé llevar por el desánimo y busqué una solución alternativa. Y ya que estamos con este juego, se me encendió la bombilla.
"La pila está descargada. En el enchufe hay mucha energía. Yo creo que la puedo trasvasar"
Así que armado de unos metros de cable, un enchufe macho y un poco de cinta aislante, procedí a colocar un cable en cada polo de la pila y en el otro extremo del cable el enchufe
Con solemnidad me dirigí al enchufe hembra situado en la cocina de la casa. Era un gran paso para la humanidad, iba a cargar una pila descargada.
Enchufé el enchufe en el enchufe
Y una explosión sacudió la casa
La pila reventó. Yo me quedé negro de la carbonilla. La cocina también se quedó negra. La casa sin electricidad. Y la de nuestros vecinos también.
Bueno, no llegó la sangre al río. Mis padres no se enfadaron "mucho". Un poco sí
Y ahí acabó mi carrera como científico. Creo que la humanidad se perdió a un gran investigador
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