ARDEN LAS REDES AMIGÜITOS. Llevamos unos meses en que si pones el youtube todo son vídeos de periodistas degollados, colecciones de fotos acerca de como se vivía en Afganistán cuando era soviética y ahora, declamaciones de amenaza de clérigos musulmanes contra occidente y reivindicaciones islamistas de Al-Andalus y de la parte de Europa que fue Yugoslavia
Hay una corriente en el mundo occidental que está presentando estos hechos como una guerra entre "ellos" y "nosotros". Y afilando un poco más el lápiz, la guerra es entre "el mundo cristiano" y "el islam" o entre "occidente" y "oriente". Y en nuestro occidente te dicen que tienes que elegir entre estas dos religiones, entre el cristianismo y el islamismo. Que tienes que tomar partido quieras o no entre esto.
Nos están planteando como que la barbaridad que estamos viviendo es un choque entre culturas o entre civilizaciones o entre religiones. Los mismos que hace cuatro años se les caía la baba con la mentira esa de "las primaveras árabes" son los que ahora nos vienen con este cuento.
Para empezar todas las ostias están cayendo en el mismo sitio, en Oriente Medio. Así a bote pronto, desde el 11-M hasta ahora, fuera de esta zona del mundo han muerto unas 6.500 personas víctimas del islamismo radical en forma de atentados; léase Torres Gemelas, atentados del metro de Madrid o Londres, discoteca en Bali.... . Sin embargo allí pasan del millón. O sea, que las cuentas son las que son, la peor parte de momento se la están llevando "ellos", la población civil desarmada e indefensa que vive en esa zona. Aquí estamos aterrados, no por lo que está sucediendo allí, si no por que nos están metiendo por los ojos, los oídos y hasta el olfato: que la semana que viene vamos a tener a estos clérigos de las barbas poniendo burkas al sector femenino en Paris y nosotros dejándonos las barbas y recitando suras del Corán cinco veces al día.
No va a ser así. Si alguna vez hay que hacerlo, se hará. El EI (Estado Islámico) cuenta con unos efectivos de unos 30.000 soldados armados de armas ligeras, ametralladoras y cuatro cacharros que han conseguido tras asaltar los arsenales de lo que quedaba de Irak y Siria. En resumidas cuentas, a la OTAN les duran una mañana. Eso es lo que cuesta dejar esa zona del mundo hecha un desierto más calcinado aún. Y eso de que la invasión va a venir en forma de emigración es un cuento para quien se lo quiera creer. Aquí es cierto que puede haber víctimas, y las habrá. Pero nunca ganarán y eso lo saben ellos
De mis viajes por esa zona del mundo me traje algo en la maleta. Algo que no pesa pero muy valioso. He aprendido que la mayoría de las personas en el mundo somos iguales y aspiramos a lo mismo. A tener una jubilación digna, a tener servicios sanitarios buenos, a que nuestros hijos tengan educación y a que nuestro trabajo tenga una compensación digna. Y esto vale tanto para los poblados djolas de Senegal, para los San del Kalahari, para los camelleros del desierto jordano y para los comerciantes del gran bazar de Damasco o del Thamel de Katmandú. En resumen, todo el mundo aspira a vivir seguro y tranquilo
Y luego hay una minoría. Una minoría que aspira a sojuzgar y tiranizar a esa mayoría tranquila y buena y vivir a costa de ella. Al coste que sea. Esa minoría la he visto en todos esos sitios que he nombrado, pero también la hay en Madrid, Paris o Toronto. Y es a esa minoría a la que le interesa sobremanera crear frentes y enemistades entre la mayoría.
Pero esto que estamos viviendo no es una guerra de civilizaciones ni un choque de religiones o de occidente contra oriente. Es una guerra civil dentro de la humanidad y el campo de batalla es todo el mundo. Y hay dos bandos, como en toda guerra civil que se precie. Uno es el bando de las personas que aspiran a vivir en paz de su trabajo. Y otro el de los que pretenden tiranizar a estos. O sea, gente buena contra hijosdeputa
Y a nivel global, el segundo bando está ganando en Oriente Medio. Pero las bajas están ocurriendo allí, no en el resto del mundo. No se trata de musulmanes o cristianos ni de oriente o occidente. Son gente buena contra hijosdeputa
Estamos obligados a acabar con esa carnicería. No por que sea una amenaza contra nosotros o hacia nuestra forma de vida. Si no por que todos somos de la misma especie, la humana.
Y otra cosa es que cuatro talibanes de los que hay aquí nos vendan la idea de que aquellos son nuestros enemigos y que aprovechándose del sentimiento más antiguo que tiene el hombre, el miedo, arrimen el ascua a su sardina.
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