Ahhhh, si es que no hay nada como las novatadas para que las almas desconocidas comulguen en amistosa concordia.
¿Hay algo más enternecedor que tener a un grupo de estudiantes puteados durante quince días en un colegio mayor?¿O que los nuevos sean los que se en encarguen de las tareas más pesadas? Si es que las novatadas son algo simpático y bonito. Nada como una buena rastra de novatadas para conocerse y ser amigos el resto de tu vida.
Se hacen novatadas en los estudios, en el colegio mayor, en la mili..... y en el trabajo
Hoy os voy a contar una que en el tajo de mi difunto padre hicieron a uno.
Pues érase que se era un chaval que fue a trabajar con un tajo de albañiles para sacarse unas perrillas durante el verano. Todavía no era mayor de edad, pero sí que era el más listo, el mas guapo, el que más ligaba, el que más bebía y el que más fumaba de todos los que se sentaban a almorzar. Los almuerzos en el tajo de mi padre tenían dos partes. Una, la primera, la de comer el bocata y ese rato era de un silencio catedralicio. La segunda era la del cigarro y las conversaciones eran siempre en tono pausado, aunque os cueste creerlo
La nueva y joven adquisición para el tajo de albañiles empezaba durante el rato del bocata desde el segundo 1 hasta el 1.800 (media hora) a dar la matraca, causando la lógica molestia a los ya adultos compañeros de trabajo. Con la consecuencia de que para el día quince de trabajos los albañiles estaban ya hasta los tegumentos procreativos (léase huevos) del nuevo (léase novato). Se mascaba la tragedia.
El nuevo de algo alardeaba, de que era el más fuerte del tajo. Y se veía venir lo a continuación acaeció
Dicha empresa tenía en aquellos tiempos dos obras que se estaban realizando al mismo tiempo en un pueblo vecino. Distaban entre ellas unos setecientos metros.
Pues una tarde de estío, cuando más calentaba el astro rey, mi buen padre, que estaba en la obra uno se dirigió al fornido (según el) novato.
"Oye, que vayas a la otra obra obra y le pidas al encargado el......." Y supongo que sería la escuadra redonda, el nivel de bolas o lo que fuera. Nuestro fornido novato encaminose hacia la obra dos con la intención de cumplir con prontitud el encargo que mi padre le había hecho.
Presentose en la obra dos y dirigiéndose al encargado con el debido respeto, le solicitó el encargo. El encargado de la obra dos, hombre de pocas palabras, le señaló una pinza de descargar tubos que debía pesar entre cuarenta y cincuenta kilos (no era tan exagerada como la de la foto que ilustra estas lineas)
"Eso es. Llévaselo a Cárlos que le hace falta"
Nuestro novato contempló el artefacto en cuestión, tomó aire y se lo cargó e inició el penoso retorno desde la obra dos a la obra uno. Media hora más tarde, llegó reptando a su destino. Descargó el artefacto encima del montón de arena y manteniendo el aplomo, irguiose y todo orgulloso espetó a mi padre
"Ahí está. Lo que me habíais pedido"
Y la respuesta que recibió fue
"Ese no. El grande. Llévalo de nuevo y trae el otro"
Una sombra de tristeza cruzó la mirada de nuestro fornido novato. A la par que unas lágrimas asomaron en sus pupilas. Tomó aire y se dirigió a por el artefacto y a iniciar su caminar desde la obra uno a la obra dos.
Y cuando ya iba a levantar el trasto oyó a sus espaldas
"Hala déjalo, que tengo que ir con la DKW a la otra obra y ya lo llevaré yo"
Desde aquel día, los almuerzos volvieron a ser en paz y bajo las normas no escritas pero aceptadas por todo el mundo. Y no se volvió a oír hablar de la fortaleza o resistencia física de nuestro novato.
Un poco brusca fue la lección. Eso sí, efectiva y definitiva como cura de humildad
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