Pues que resulta que me he puesto a buscar en google "palabra de honor" para sacar alguna imagen que ilustre la sosedad de hoy y me ha salido esta chica con el "escote palabra de honor". Pues por no darle más vuelta, la he dejado como tal, que luce muy bien el susodicho escote
Tras la explicación, vamos al meollo. A los "hombres de honor"
Estamos a final de curso, época de exámenes. Una vez, yo también fui universitario. Y me tocó de todo dentro del profesorado, desde auténtica bazofia que lo único que hacían era sujetar la barra del bar hasta personas ante las que había que descubrirse. La de hoy es una historia de una de esas personas. De un hombre con una muy bien ganada reputación en su trabajo y muy considerado a nivel nacional en su campo de trabajo
En segundo curso de carrera me fui en junio con una considerable dosis de calabazas a casa. Algo muy común en ese campo de concentración en el que estudié. Pero dediqué todos mis esfuerzos al estudio en verano y, convencido de mí mismo, me presenté en septiembre.
Hice un examen de bandera, de los impecables en la asignatura de este señor. Y a la hora de recoger las notas me encontré con otra calabaza. No me asusté, yo estaba convencido de que tenía aprobado, Pero como soy un dejado tuve esta brillante idea
"Bahhhh. Vengo en octubre a clase, le pido que me enseñe el examen, verá que tengo todo bien y me aprobará. No voy a perder hoy el día"
Pues eso. Que volví en octubre, pedí revisión del examen y, evidentemente, me dijo que el plazo estaba pasado y que de que iba yo. Que cada cosa a su tiempo
"Es que..... vivo lejos...... estoy fuera..... ese día estaba enfermo....... salía de viaje......"
Bueno, que se avino a mirarme el examen. Lo localizó y se quedó blanco
Estaba sin corregir
"Joder, no sé que me ha pasado. Se ha traspapelado. Vamos a ver....."
Pues resulta que tenía un diez. Todo bien. Un sobresaliente
"Ostia. Bueno. Ya no tiene remedio, no puedo cambiar las actas. Te propongo una cosa. Vienes al examen en junio, firmas y te pongo el diez que ahora tienes ¿Te parece bien?"
"Me parece bien y justo. Muchas gracias"
Me di media vuelta y me dirigí a la puerta. Y me llamó
"Espera"
Se echó mano a la cartera y sacó diez mil pesetas, de las de entonces.
"Toma. Es lo que cuesta mi asignatura"
Me quedé cortado. No supe que hacer
"No es necesario. El error ha sido de los dos"
"Pero la responsabilidad es mía. Es mi trabajo, no el tuyo. Toma"
No cogí el dinero, e hice lo que me dijo, presentarme al examen en junio del año siguiente. Pero si él tuvo el honor de reconocer su fallo y pretender pagarlo, lo menos que podía hacer yo era demostrar que merecía esa confianza. Hice el examen y solo tuve un pequeño fallo, estimo que la calificación en nota sería un nueve o así. Me puso sobresaliente.
Ambos cumplimos.
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