Se siente tranquilo, tranquilo y seguro en el confortable asiento trasero de su vehículo. Ya no puede recordar hace cuanto tiempo que no conduce, son más de cuarenta años con chofer a su servicio. Repasa su vida y no puede dejar de sonreir. Él hace décadas que juega en otra liga, otro universo que los comunes de los mortales no pueden ni olfatear. Un universo de hilos, favores y corrupción que todo lo impregna y que llega a todos los rincones
Es, el todopoderoso
El resto de ciudadanos, esa plebe que él desprecia y sobre la que se eleva, piensan de otra forma. Al principio, y lo reconoce, fue el dinero. Pero cuando amasas más dinero del que pueden gastar diez familias en diez generaciones, eso pasa a un segundo plano y es ya el gusto por el poder, el que te rindan pleitesía y el que todo dios se arrodille ante tí lo que marca tu vida. El gusto por que todos se arrodillen, te supliquen y se inclinen ante ti. Eso es lo que cuenta.
¡QUE DEVUELVAN LO QUE HAN ROBADO! Clama la plebe indignada. Y el sonríe, él y los que son como él. La plebe no comprende que el dinero no existe, que lo que marca la diferencia entre los que pisan y los que son pisados es la información.
Pero también reconoce que el dinero lo es todo. Dinero, información y poder van de la mano. Y ha tejido, en compañía de los suyos, una maravillosa y engañosa maraña. Ahí está ese juez pelele buscando por eso que llaman "paraísos fiscales" su supuesta fortuna. Lo que el juez va a encontrar es el cebo que ellos dejaron hace años. Un gran plan. Van a destapar las migajas. El grueso del pastel está en otro sitio. Y no es dinero
Hace años comprendió que el dinero siempre deja rastro. Así que empezó a cobrar sus favores y prebendas de otra forma. Algo tan sencillo como son los diamantes sin tallar. Un simple bolsito, que pasa desapercibido y que en ningún aeropuerto detecta, puede llevar fortuna. Y esos diamantes en las manos adecuadas pasan a ser tallados y siempre es un valor efectivo. Sin rastro, sin posibilidad de seguir el rastro
Vuelve a sonreir en el asiento trasero de su magnífico automóvil pagado con dinero de todos. Siempre ha salido victorioso por que sabe mucho de todos. Da igual izquierdas, que derechas. Da igual estos advenedizos de nuevo cuño de podemos o de ciudadanos. El tiene información de todos y todos le temen. Ha participado en decenas de alianzas y eso deja poso. Poso, e información
Simplemente, es intocable. Y casi casi, eterno
Ahora ya, en sus años finales, tiene un nuevo hobby y entretenimiento. Nada tan bello como los caballos. Nada tan noble y no hay animal que lo iguale. Y ese es su divertimento, la cría de caballos de raza. Algo que siempre también ha guiado sus pasos. La raza, una raza superior. En todo hay razas superiores.
Esta mañana de domingo se dirige a la clínica veterinaria a comprar un medicamento para "Diamond", su semental preferido. Le gusta hacer este tipo de recados en persona, le gusta a él encargarse de la salud de"Diamond" en persona. Así que con la receta que le ha dado su veterinario en mano, entra en la clínica a comprar lo prescrito. Tiene confianza y amistad con la chica que despacha. Le deja sustanciosas propinas y aún así disfruta de la mirada entre sumisa, temerosa y de desprecio que le dirige. Es igual. En eso está.
Peso esa mañana dominical va a ser diferente. Un tipo, encapuchado y armado entra en la consulta veterinaria.
"QUENOSEMUEVA NAIDE. Me vas a dar toda la escopolamina que tengas ahora mismo"
Y él sonríe. Nunca ha visto un atraco en directo y ahora tiene a un yonqui "pegando un palo" como dicen en su argot. Un robo a punta de pistola. Algo que contar a sus nietecitos. La dependienta está muerta de miedo al ver al ladrón, un tipo bastante grande y que parece fuerte. El cañón del arma se mueve nervioso apuntando sin sentido a todos los sitios. Un tipo con el mono. Un mono de espanto
"Cálmese señor, ahora mismo le doy lo que tengo, pero por favor, serénese"
"DATEPRISA DATEPRISA QUESTO VANSERIO"
La mirada del atracador y la del todopoderoso se cruzan. Y el todopoderoso siente un escalofrío. Esos no son los ojos de un yonqui drogado. Son fríos, duros y tremendamente serenos. Y cree que ha visto esa mirada en algún otro sitio. Empieza a recordar, pero todo sucede muy rápido. Contempla como el pulgar amartilla el arma, y como el índice se empieza a curvar sobre el gatillo.
Una bala es más rápida que el sonido. Así que llega a ver la llamarada, pero no oye la detonación. Para cuando el sonido llega a sus tímpanos el proyectil ha penetrado por su mandíbula y ha dejado el bulbo raquídeo hecho pulpa. Está muerto y ni se ha enterado. El yonqui, tranquilamente baja el arma, mira a la veterinaria y recoge las cajas de escopolamina. Lanza una moneda al muerto a lo que queda de mandíbula y pronuncia una frase. Sale, monta en su vehículo y desaparece
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"¡Y UNA MIERDA UN YONQUI! Esto no es un robo, esto es un ajusticiamiento con todas las de la ley mi sargento. Un solo disparo, más certero que el que haya podido hacer ningún compañero en la galería. Un solo disparo mi sargento. Esto no es obra de un yonqui pasado de ácido"
El sargento mira al número, un joven investigador salido de la academia
"¡Y ESA FRASE! ¿Ha visto usted a algún yonqui lanzar una moneda y citar a Caronte, el dios de la mitología griega?¿Qué yonqui entiende de mitología griega? Esto no es un mero robo que haya acabado en tragedia. Esto es una ejecución.
El sargento vuelve a mirar y recuerda la frase que la veterinaria le la dicho que el yonqui pronunció
"Toma, para que pagues a Caronte tu último viaje. Por si no te llega"
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El caso acaba ahí, piensa el juez. Las pistas no existen. No hay ni casquillo, el disparo se hizo con un revolver. La testigo está en shock por lo que vio. Y él no da crédito a lo que la veterinaria dice. Un yonqui escapando en una DKV. Eso no hay quien se lo crea.
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Esa noche en su casa Salazar limpia su revolver. Siempre le ha gustado esa arma. Ahora en las películas se estilan pistolas automáticas de dieciséis disparos. Él prefiere el colt de siempre, el de seis tiros. Seis tiros, seis blancos ¿Para qué quieres más? En un tiroteo siempre gana el que mantiene la sangre fría, o eso decía Eastwood en "Sin perdón". Y el en estas situaciones tiene hielo en vez de sangre. No hay casquillos, no hay pruebas
Todo ha salido a la perfección. El hacer enfermar al caballo en viernes, el saber la clínica de guardia, el conocer las costumbres de la víctima........ No puede dejar de sonreír ligeramente. Su víctima tenía razón, la información es poder
Piensa en esa frase que la gente dice, esa de "QUE DEVUELVAN LO ROBADO". El dinero se puede devolver, pero ¿Cómo devolver los miles de vidas y los miles de sueños que se han quedado por el camino por culpa de políticos como el que él ha matado?. Eso no se devuelve. Lo único que tiene sentido es lo que él ha hecho. No es venganza, la venganza es un acto irracional. Lo que Salazar ha hecho es castigo, algo mucho más meditado y justo. Castigo, así de sencillo.
Queda algo por hacer
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El juez contempla perplejo lo que han traído al juzgado. Un anónimo ha informado de un zulo en la serranía. Allí aparecieron cientos de kilates en forma de diamantes de sin tallar. El producto de una vida de latrocinio a las arcas públicas. Ahí está, ante él. Posiblemente la mayor fortuna que nadie pueda imaginar se ha recuperado.
Ese día, hay un funeral. No se ha permitido ver el cadáver. No era muy edificante ver al todopoderoso con el cráneo reventado y sin mandíbula. Parece mentira lo que un 38 a quemarropa puede hacer
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El yonqui nunca fue encontrado. Ni la DKV
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