Tras la tragedia que se ha vivido en Nepal estamos viendo una de las reacciones que han hecho que el ser humano no se haya extinguido ya. No es ni más ni menos que el "sálvese quien pueda". O sea, mejor yo que tú.
Es perfectamente comprensible la angustia y la desazón que estarán viviendo las familias de las personas a las que el terremoto ha pillado en esa zona del mundo. No me imagino que tiene que ser ver como pasan los días; el no tener noticias tiene que ser la peor de las noticias. Pero nos encontramos con otro conjunto de personas, los que se han salvado y que están deseando de largarse de esa morgue en la que se ha convertido Katmandú. Evidentemente si yo me encontrara en su situación, creo que haría lo mismo, clamar a mi gobierno para que me sacara de semejante túmulo funerario en el que se ha convertido el desgraciado Nepal
Hoy venía una crónica en la que un español se quejaba diciendo que se había tenido que buscar la vida para salir del valle donde estaba metido y llegar a la capital. Y a renglón seguido decía que a los belgas y a los de otro país su gobierno los había sacado en cinco días y que él tenía que haber esperado siete.
Como os digo, nos puede parecer una actitud egoísta a los que estamos aquí, pero seguramente si estuviéramos en semejante merdé metidos, diríamos lo mismo
Os voy a contar una historia, de un señor con el que tocó trabajar hace la friolera de treinta años
Esta persona estaba montando cámara frigoríficas en Irán cuando ocurrió la revolución de los ayatollas, y como no, le tocó en medio del fregao. Bueno, que de un día para otro y sin comerlo ni beberlo se vio metido en semejante aventura. Fue detenido, como el resto de extranjeros, y lo llevaron a un campamento en mitad del desierto acusado de espionaje. Y como a él, a otro montón de foráneos.
Me contaba como poco a poco iban saliendo del campamento todos. Recuerdo que me dijo que los primeros que salieron fueron los belgas. Luego franceses, ingleses, australianos..... y que se quedaron al final solo los españoles retenidos.
Dice que no los trataron mal, que incluso los dejaban irse. El problema era que desde el campamento a cualquier otro punto habitado eran más de ochenta millas de desierto. O sea, como para largarse estaban las cosas. Pues casi un año estuvieron los españoles abandonados en semejante ergástula.
Al final, no sé si se aburrieron los iraníes de ellos o las negociaciones fructificaron, pero volvieron a casa.
Algo parecido ocurrió con unas monjas españolas en Ruanda, les tocó la degollina entre hutus y tutsis. Llamaron a la embajada española en Ruanda solicitando ayuda, y les contestaron (literal) que ellos no estaban para buscar monjas en la selva.
Total, que cuando ya se veían que iban a ser liberadas de su mortal envoltura a golpe de cuchillo fueron rescatadas por.... la legión extranjera belga. Entre ellas había misioneras belgas, y enviaron desde alguna base africana a soldados en misión de rescate. Y como entre las belgas estaban españolas, pues los alegres y educados legionarios (tras llevarse por delante a algún centenar de rebeldes) las sacaron en el mismo paquete.
Mi consejo viene ahora. En todos los viajes que hagáis a sitios peligrosos, procurad ir siempre cerca de un belga. Si las cosas se ponen mal, a estos siempre los sacan del marrón. Y como tú estás cerca (gracias a mi consejo) te agarras fuerte fuerte fuerte al belga y no te sueltas. Y con él, sales tú
Recordad. Siempre cerca de un belga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario