Joder como pasa el tiempo amigüitos. Ocho años como ocho soles ya nos han caído tras aquel incendio que nos dejó sin pinares y con miedo en el cuerpo. Y parece que fue ayer.
Comencé esto de escribir por el motivo que siempre os digo, por intentar mantener vivo ese recuerdo de aquella noche triste. Por contribuir a evitar que aquello cayera en el olvido y que se dejaran los viejos pinares abandonados
Y en ocho años ha habido de todo y los que me seguís lo conocéis. Desde la iniciativa primera en la que cuatro quijotes nos dedicamos por nuestra cuenta a ese experimento en esas diez hectáreas. A luego las amenazas que desde instancias superiores recibimos y que nos obligaron a dejar aquello, siendo como era un pequeño experimento que si salía bien, como salió, podía significar un nuevo criterio a la hora de hacer las cosas. A pasar cuatro años y ver que aquel experimento funcionó. A en los dos años posteriores ver como esas diez hectáreas daba gloria verlas
El año pasado por fin la administración metió mano en el resto de zona quemada para empezar con las tareas de aclarado. Un aclarado mecánico al que debería seguir uno selectivo a mano. Parece que este otoño siguen los trabajos, a ver si hay suerte y es cierto
De todas formas el sabor que se te queda en el gaznate es agridulce. Por un lado ves que lo que hicimos tuvo su sentido y funcionó. Por otro da pena pensar que si en aquel momento se nos hubiera autorizado había suficientes amigüitos como para proceder a aclarar toda la zona quemada. Y hoy tendríamos un bosque vivo y con futuro, a un coste cero prácticamente.
Bueno, así es la administración y frente a eso poco se puede hacer
A ver si para el año que viene podemos decir que la zona quemada de verdad está recuperándose, por que a día de hoy da pena ver aquello como está
El tiempo da y quita razones, pero lo cierto es que si no pruebas, no avanzas. Así es la cosa
Mientras seguiré con esto, que me lo paso bien, contándoos melonadas y zascandileando por nuestros montes
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