Siempre os digo que la ciencia es lo que ha sacado a la humanidad del barro, las cenizas, la podredumbre, la miseria y el mal vivir. Por mucho que os cueste creerlo, cualquier ciudadano del mundo que viva en un lugar que no esté en guerra vive mucho mejor que un señor feudal o un príncipe renacentista. Hasta en los sitios más cutres del mundo hay penicilina, hay anestesia, hay paracetamol y hay gasas o vendas. Y se sabe que antes de operar hay que esterilizar y lavarse las manos.
Y ya no te digo nada si comparamos como vive un señor normal de un sitio normal de los de hoy a uno de hace trescientos años. Ësto es el el Edén comparado con aquellas épocas. Y que aún haya pantasmos que vayan clamando eso de
"Antes se vivía mejor..."
Pues eso no se lo he oído a ninguno de mis cuatro abuelos.
La ciencia es lo que ha hecho que la humanidad progrese.
La ciencia es algo tan básico como observar, obtener hipótesis, ver si esas hipótesis permiten prever nuevos escenarios y su solución y si es así, se establecen la "leyes", y estas ya son para siempre. Lo otro es tener claro lo que tiene que salir y a partir de ahí buscar como sea argumentos que corroboren la premisa. Pero esto no predice nada, y es lo que utilizan algunos para "racionalizar las religiones". La religión si quieres creer, crees, pero no busques ni argumentos ni razones. Ciencia y religiónes están en puntos totalmente opuestos del diámetro
Podéis decir que la física cuántica ha sustituido a la Einsteniana y que esta sustituyó a la Newtoniana, pero no es así. Todas siguen vigente, lo que pasa que en los campos en los que se estudió.
Os voy a contar la historia de John Snow, una persona a la que le debemos mucho.
El bueno de John nació en 1.813 en una familia relativamente pobre. Desde pequeñico quiso ser médico y a la edad de 13 entró de machaca para un médico de New Castle. Allí le tocó vivir una horrorosas epidemias de cólera y contemplar como la gente moría entre sufrimientos espantosos sin poder hacer nada por aliviarlos. Este hecho, marcó su vida. Decidió consagrar su tiempo y su sapiencia a solucionar ese problema tan horroroso.
Fue a Londres y allí ingresó en una escuela de medicina. John tenía algo que el resto de su clase o no tenía o lo tenía adormecido, y no es ni más ni menos que el sentido de la observación. Ahí empezó su trayectoria. Observó que muchos compañeros suyos que practicaban autopsias enfermaban. Trazó patrones y llegó a la conclusión que los cadáveres que eran conservados en arsénico eran los causantes de la patología. Lógico, vemos a fecha de hoy, el vapor de arsénico es muy tóxico. Pero fue John quién con esta sosedad salvó a muchos compañeros suyos. Simplemente, por pararse a observar, apuntar y hacer tablas.
Y llegó la segunda epidemia de cólera a Londres, en 1848. Entonces había dos teoría para justificar el contagio de cólera. Una era que se producía por "contacto", o sea, por tocar ropas o enseres de personas contagiadas. Otros decían que la enfermedad iba por el aire y que eran los "miasmas" la que la transmitían. John desechó la segunda teoría, ya que si era vía aérea los pacientes debían presentar toses y esputos, cosa que no era así. Los síntomas eran unas diarreas bestiales. Y la primera, la del "contacto" tampoco la veía clara
John se puso a trazar un "mapa del contagio". Y observó que la mayor parte de los contagiados se concentraban en un punto de la ciudad, en el sur. Y también llegó a la conclusión de que bebían del Támesis, de las zonas más contaminadas. Los que estaban aguas arriba de los alcantarillados tenían mucho menos índice de contagio. John estableció por primera vez en la historia la hipótesis de que en el agua había una "matéria mórbida" que se producía en las heces y que iba por el alcantarillado al río. Al volver a beber agua del río aguas abajo, entraba la enfermedad al sujeto cerrándose el círculo
Esta teoría provocó críticas y hasta burlas e hilaridad. La comunidad científica de entonces era mucho más cerrada a novedades que actualmente. John fue el hazmerreir entre sus colegas
Y llegó la tercera epidemia, la de 1853.
John seguía a lo suyo. En Londres había dos compañías de suministro de aguas durante el periodo de la segunda epidemia. Ambas tomaban el agua del mismo punto del Támesis, aguas abajo del alcantarillado. Pero para la tercera epidemia, la del 53, una de las compañías había trasladado sus instalaciones aguas arriba del Támesis tomando aguas puras. Y John siguió con sus apuntes y demostró que LA MORTALIDAD EN LOS HOGARES QUE CONSUMÍAN AGUA LIMPIA ERA LA DECIMA PARTE QUE EN LA OTRA.
Y el final vino en el propio barrio de John, en Broad Street. Se produjo un brote bestial de cólera. John fue con sus argumentos a las autoridades y estas lo creyeron. Clausuraron la bomba de agua del barrio, entre el malestar vecinal, también hay que decirlo, y la epidemia bajó. Pero quedaban cabos sueltos
Uno, los empleados de una cervecería que estaba en Broad Street no enfermaban. Y se probó que ningún empleado bebía de la fuente, que todos le daban a modo a la cerveza
Dos, una residencia de ancianos de Broad Street no presentaba casos de cólera. Y resultó que tenían su propio suministro de agua de un arroyo al que no iban excrementos
Con su hipótesis inicial y estos dos argumentos, su teoría paso a ley. Salvó muchísimas vidas.
Hoy se considera a John Snow el padre de la epidemiología moderna. Todo lo relacionado con la contaminación bacteriana tiene sus orígenes en sus estudios. Y algo tan habitual como separar la captación de agua de las zonas de alcantarillado, unido a la cloración, también
El mapita que encabeza estas lineas es el original trazado por Mr Snow en el que marcaba los fallecimientos y la distancia a la bomba famosa
Ya sabéis amigüitos, cuando en las series de hospitales salen los cirujanos lavándose las manos, es por lo que John Snow descubrió. Descubríos ante un hombre constante, bueno, trabajor....... y desprovisto de prejuicios, como debe ser un científico
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