viernes, 8 de marzo de 2019

Mi perfume preferido

Música de hoy, "The garlic song", de Larry Tritel. Muy acertada





Pues sí amigüitos sí. Hoy os voy a confesar una tara que me acompaña desde que nací. Servidor no tiene olfato. Así como suena. Y la verdad es que como no recuerdo haberlo tenido nunca, pues nunca lo he echado en falta.

Pero francamente creo que salgo ganando. Puedo afirmar y afirmo que para cuando mis oídos captan un "¡joooo, que bien huele!" ya he oído tres veces "¡ostia puta, aquí no hay quien pare de olor". Lo cierto es que las cosas son así, la mayoría de los olores que nos rodean, según me contáis, son desagradables.

Por ejemplo. Entrar al excusado de un bar de carretera y apreciar lo que tu vista te transmite. Esas moscas aplastadas en esos azulejos blancos de 15x15 ya momificadas. Esa araña de patitas largas que te observa desde un rincón. Esa escobilla de mango verde de la que puedes obtener muestras de ADN de toda la comarca. Ese entrañable inodoro por el que ya han circulado varios hectómetros cúbicos de agua. Es que es toda una paleta de colores lo que se ofrece a la vista del sufrido viajero

Luego el oído. El oído es un sentido que se recrea menos en estos magníficos lugares. Si tienes la suerte de que la pared del lugar donde tu estás sentado no llega hasta el techo puedes disfrutar de una recreación de la banda sonora del "Salvar al soldado Ryan" por obra y gracia de tu compañero de camareta. Y como no, la sonoridad del eje del papel del rollo del papel del culo al rotar en su eje. Ese "cri cri" te transporta a vivencias de tu niñez

Está también el sentido del gusto. Este no es habitual, no es normal ponerse a lamer los azulejos. Pero sí que puede ocurrir que tu estómago no resista lo que tus ojos están viendo, y se produzca un pequeño regurgito que te recuerde que ayer cenaste cordero al chilindrón con mucho pimiento. En ese momento puede que las lágrimas acudan a tus ojos por la emoción de dicho recuerdo

El tacto también es un sentido que se puede deleitar en estos lugares. Nada como agarrar la manillera de la puerta y notar que se queda pegada a la palma de tu mano debido a sustancias de dudoso origen. Esto también puede ser muy emocionante

Pues servidor en estos excusados puede disfrutar de esos cuatro sentidos y siento profundamente no captar lo que otros humanos captan a través del olfato. Tiene que ser una sinfonía de aromas los que salgan de ese desagüe de diámetro 110 por el que el inodoro se conecta a la red municipal de saneamiento

En resumidas cuentas, que para cuando captas un aroma agradable son decenas los desagradables. Esa sensación de tocino ráncio revenido que decís que captáis en un concurrido bar a las tres de la mañana. O ese olor a cadáver descompuesto que se propaga minutos después mientras todo el bar corea "¡QUIEN SE HA PEDIDOOOOO!" son experiencias de las que nunca he disfrutado

Y como no tengo olfato, pues no me pongo ningún perfume ni ninguna colonia. Y eso que yo, como buen alumno de crosstrain, tengo un cuerpo escultural que tranquilamente podría servir como anuncio de colonia masculina las próximas navidades. Pero como os digo, no uso colonia. También reconozco que dado que como no sé si huelo o no, pues mi afición por la ducha y el jabón es extrema. El hecho de que yo no tenga olfato no quiere decir que castigue al resto del personal abandonando mi higiene. 

Pero el otro día leí algo que me ha cambiado la vida y me ha hecho replantearme el crear mi propia marca personal con esto de los aromas y/o olores.

Hay un elemento muy extraño y muy poco abundante en la naturaleza, el teluro o telurio. Solo un 0,000000001 % del planeta Tierra es teluro. Es lo poco que queda de la explosión de la supernova de segunda generación que creó nuestro sistema solar.

Os tengo que contar que la exposición a teluro no es tóxica. No te vas a enfermar si inhalas o ingieres teluro. No te va a pasar eso. Hombre, si te atropella un camión cargado de telurio sí que es tóxico, pero es por otro tema.

Lo que sí ocurre es que si en tu cuerpo entra medio microgramo de telurio tu aliento estará oliendo a ajo durante treinta horas. Lo cual no está mal. Y quince miligramos harán que estés nueve meses, el periodo de un embarazo, oliendo a ajo. 

Así que ya  los hombres de palillo al morro ya sabemos cual va a ser nuestra próxima colonia, el telurio. Una buena boina, una tez tostada por el sol, un palillo mordisqueado del día anterior en el morro y un poco de telurio de vez en cuando hará que seamos una perfecta mezcla entre galán, mentecato y gañanes de campo. 

Ahhhhh, aquellos tiempo de los hombres de palillo al morro. Que lejos quedan



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