lunes, 11 de marzo de 2019

Capítulo ducentésimo sexagésimo quinto: "Tierra de baobabs"

Música de hoy, pues ya que va de leyendas un poco de Avalanch, los heavymetaleros asturianos. Música poderosa y de calidad. Cagüentoloquesemenea, viva el jevy, abajo el reagetón


Espectacular atardecer. Foto de Gema




Ya os conté hace tiempo como es el fuego el que ha hecho que seamos lo que somos. El control del fuego permitió que unos homínidos que vagaban muertos de frío por las frías noches del Kalahari dejasen de tener miedo a la oscuridad. Unos homínidos que ni tenían garras, ni tenían grandes colmillos, ni eran fuertes ni eran rápidos se enseñorearon del abrasado Kalahari gracias al fuego y a las hogueras

Ese fuego permitió asar los alimentos. Permitió hacer mejores armas para cazar o para defenderse de los grandes carnívoros. Y permitió juntarse por las noches en torno a las hogueras a velar con respeto a sus muertos o a  contarse los unos a los otros las últimas jornadas de caza. 

El fuego y las hogueras fueron lo que crearon la memoria colectiva de la humanidad y hasta que no se inventó la escritura, fue lo que permitió mantener vivos los conocimientos y transmitirlos de los mas viejos a los mas jóvenes

Son las hogueras las que nos hicieron lo que somos. Y como os digo en torno a ellas primero se transmitió el saber y luego los cuentos y las leyendas. 

Que te cuenten una leyenda en una noche africana a lado de una hoguera te retrotrae a esos homínidos primitivos que fueron nuestros antepasados. A esos dos mil que sobrevivieron a aquella catástrofe y de los que todos descendemos

Hoy toca hablaros de los babobabs, ese imponente árbol africano, pero empezaré con una leyenda que en África se cuenta de los baobabs y en la que se explica el porqué de esa curiosa forma que tienen estos árboles botella. Esta leyenda sirvió como inspiración a Antoine Saint-Exuperi para su libro "El principito" y a nosotros nos la contaron al calor de una hoguera africana

Cuenta la leyenda que cuando los dioses africanos crearon La Tierra empezaron a repartir sus dones por todos los animales y por todas las plantas. Al baobab lo colmaron con todos ellos. Lo hicieron un árbol fuerte y poderoso. Le pusieron bellas flores e hicieron que diera ricos y sabrosos frutos. El baobab fue la mas bella creación de los primigenios dioses africanos. 

Tan bonito tan bonito era el baobab que los dioses le dieron el don de la longevidad. Los baobabs vivían eternamente. Y debido a eso, empezaron a crecer y a crecer. Tanto que pronto sus ramas y sus hojas empezaron a tapar la tierra, dejando en la mas terrible oscuridad a todas las especies de planeta. Los baobabs se vieron tan poderosos que hasta retaron a los mismísimos dioses. Amenazaron con seguir creciendo y llegar hasta el cielo arrebatando a los dioses su protagonismo.

Los dioses, hartos de soberbia de los baobabs, los arrancaron de cuajo de la tierra y les dieron la vuelta. Los dejaron con sus raíces al aire, enterrándolos por sus ramas. Y de ahí, cuenta la leyenda, que viene esa curiosa forma que tienen estos árboles. Siguen con sus raíces al aire, suplicando el perdón de los dioses y pidiéndoles que ese pecado sea olvidado.

Una bonita leyenda, muy africana y muy de hoguera.

Yo la primera vez que oí hablar de la "Avenida de los Baobabs" fue en la radio a José María de Juana hace muchos muchos años y siempre he deseado verlos y este año se ha colmado dicho deseo. Nuestra amiga Gema disfrutó una barbaridad este día, le encanta este árbol y creo que acabó conociendo a cada baobab por su nombre y apellidos

El día que tocaba ver los baobabs anduvimos con la hora en el culo, ya sabéis eso que os cuento de que en Madagascar no se pueden echar cuentas con los horarios. Primero paramos para ver "los baobabs enamorados". Son estos, fijáos en lo curiosos que son, ahí entrelazados en una abrazo milenario



Mis compañeras de viaje.


Y servidor, con ese porte y esa donosura
que me caracteriza

Luego cogimos los coches y salimos pitando hacia la "Avenida de los Baobabs". Como os digo llegamos con la hora en el culo, y este fue el espectáculo que vimos


Pedazo de foto de Marta



Foto de Edu

El caso es que tras nuestro retorno y para nuestra tristeza leí una noticia que cuenta que en África los baobabs, los castigados por los dioses, están muriendo. Árboles que muchos tienen mas de dos mil quinientos años, de la edad de Alejandro Magno y una misteriosa enfermedad se los está llevando por delante. De momento esta plaga no ha llegado a Madagascar pero sí que otra enfermedad los está atacando en la isla. La enfermedad que mas muertes lleva cosechadas en la historia, la miseria. Los agricultores malgaches, empujados por la necesidad y por roturar mas campos, están atosigando a estos antiguos gigantes, provocandoles un grave peligro con los incendios. También se achaca al cambio climático la mortandad de estos magníficos árboles. 

Os pongo un enlace



La avenidad de los baobabs




Y yo, que parezco otro baobab. Hasta dan ganas
de enterrarme cabeza abajo.

Sabed que el fruto del baobab es comestible, aunque su sabor no sea agradable a nuestros paladares. Y que también se hace una especie de batido de sabor bastante desagradable

Esta historia que os he narrado de los baobabs se cuenta a los niños africanos para mostrarles lo importante que es la humildad. A mí me hizo un poco reflexionar y me hizo buscar el paralelismo que todas las religiones tienen en forma de castigo al que los dioses condenan a todo el que se rebela contra su hegemonía. Me da lo mismo Prometeo y su fuego que Adán y Eva con la manzana o la misma torre de Babel. Todas las religiones venden lo mismo, el miedo y la sumisión ante el mas poderoso. En el fondo, todas las religiones son la misma

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