lunes, 25 de marzo de 2019

Capítulo ducentésimo sexagésimo séptimo: "Mas dura será la caída"

Música de hoy, pues había pensado poner la banda sonora de la película "Mas dura será la caída", con el par de inexpresivos de Bogart y Lane. Suena bien, interpretada por Jimmy Cliff. Pero ya que hay una canción de Gabinete Caligari que se titula "Mas dura será la caída", pues os lo pongo. Es de 1.984, hace mucho tiempo





Mirad como iba el todoterreno nuestro en la aproximación a Ankavandra. No me digáis que no es todo un espectáculo. Pues con esta peña hicimos el segundo día, desde  Tsiroanomandidy hasta el inicio de la etapa de remo.

Ya os digo que Madagascar es un lugar muy muy peculiar. El criterio de "cuantos pasajeros se pueden llevar en un automovil" viene dado por el volumen de dicho todoterreno. O sea que tu mides los litros que caben en la parte trasera y mides los litros que un ser humano ocupa. Divides ambas cifras, le quitas un diez por ciento y esos son los pasajeros que puedes transportar. Así de simple. Nuestra expedición movía dos todoterrenos mas un tercero de apoyo, por si se rompía uno de los primeros. Cosas de la experiencia de Yoli, que así lo previó y como os conté, pues hizo falta dado que uno de los dos coches primeros se quedó sin frenos. 

En nuestro TT iba Yoli y el conductor delante. Noe, Edu y yo detrás, como tres colonos. Y el portaequipajes todo lleno de malgaches que a lo largo del trayecto iban subiendo y bajando según llegábamos a las diferentes aldeas. Quien no haya visto esto con sus propios ojos, no se lo cree, pero como decía Shakira, la cantante de la cintura dislocada, "porquesto es África". Pues África es así. Si cabe uno mas en la caja trasera, pues se monta. 

Por cierto, los bultos de equipaje mas toda la impedimenta nuestra viajaban en la baca del vehículo. Y encima de todo eso, mas gente. Es imposible deteminar cuantos íbamos en el TT, pero un número comprendido entre quince y veinte, aunque os cueste creerlo. Ya sabéis que yo solo miento por dinero y en este caso el blog no está monetizado.

Ademas ocurrió un hecho durante el trayecto que yo creo que influyó y no poco. Noe se puso a echar un trago de la botella de agua cuando cogimos un bache. La botella salió medio despedida mojándonos a nosotros tres y a toda la malgachada que iba detrás. Y Edu, tipo observador, analizó que desde que los malgaches habían recibido el agua, cada vez había mas atrás

"Ahuita, ahuita. Si eh que son como loh gremlih, ha hido mohalos y se estan reprodusiendo" (pronúnciese si mucha prisa y con acento canario para meterse en la escena)

Y lo curioso es que era verdad. Del principio del viaje al final, yo creo que por lo menos cinco personas mas había en el maletero

El caso es que entre los botes, el calor, el polvo y el rato yo ya empezaba a estar hasta las pelotas de ir en el puto coche, en este caso un Mitsubishi de dos puertas. Los que íbamos en los asientos de atrás, los vazahas blancos, teníamos que andar haciendo contorsiones para salir del coche por la puerta delantera

Y en un momento que paramos a estirar la piernas a mí me da el arranque y la prisa por salir. Saco la pierna derecha, muevo mi grácil cuerpo fuera del vehículo, me agarro a la baca, inicio una contorsión para salir por el hueco entre los dos asientos y...... me resbalo y me voy directamente al suelo sin pasar por la casilla de salida y sin cobrar las veinte mil pesetas. 

Me pegué una ostia de las de libro. Al santo suelo de morros me fuí, y con la pierna izquierda enganchada en el cinturón de seguridad del copiloto. Vamos, una escena gloriosa, entre preocupante y humillante. Es que debió ser para ver el escorzo que dibujé. Una pierna enganchada, todo el torso de crostrainer mío en la grava, el brazo retorcido y yo viendo las estrellas. Y yo allá, con la puta grava a cero centímetros de mi cara y sin aire que llegara a mis pulmones. 

Humillante, muy humillante

Y por la cara que pusieron tanto mis compañeros como los malgaches, la cosa los asustó y todo. Es que la ostia fue como un calentador de los de doscientos litros de grande. Despacio me fui levantando, comprobando que todas las articulaciones cumplían su función y que ningún hueso hacía ningún dibujo raro

Afortunadamente dos de mis compañeros de viaje son del sector médico. Gema traumatóloga y Edu enfermero. Pero os podéis imaginar que en su equipaje no llevaban ni el equipo de resonancia magnética ni ningún otra máquina de diagnosis. Pero bueno, el ojo clínico sí que lo llevaban y me diagnosticaron que de esa no iba a fallecer, cosa que me tranquilizó en extremo

"Que no es nada, que no es nada" es lo único que decía yo haciéndome el tipo de palillo al morro navarro. Y la verdad es que "en caliente" no dolía. Pero..... ya se fue enfriando la cosa ya. La madre que parió. Que dolores toda la puta noche. Me ponía de lado y mal. Del otro lado, peor. Boca arriba un sufrimiento y boca abajo no puedo dormir. Así que menudas noches toledanas llevé durante una semana

El caso es que me levantaba pronto, antes que nadie del campamento. y salía de la tienda de campaña arrastrando la pata para irme moviendo y calentar la musculatura de la pierna. Y me pegaba un cuarto de hora a oscuras al lado del río hasta que eso entraba en calor y me permitía andar sin cojear. 

Luego tras el desayuno una ración de ibuprofeno y otra después de comer. Y a puro de antiinflamatorios superé esa semana

Son esos momentos cuando te das cuenta de lo tirado que puedes llegar a estar en estos sitios. Me ocurrió lo mismo en Nepal hace muchos años, que me cogí una inflamación muscular que me hacía ver las estrellas. Son en lugares así donde aprecias nuestro sistema sanitario y como siempre os digo, donde das gracias a Manitú por vivir donde vivimos.

Os dejo estas tres fotos de Edu, perfecto cuadro de como iban los todoterrenos. Porquesto es África






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